Una congregación al margen de la Iglesia gestiona el único albergue para inmigrantes de Valencia

El País, JAIME PRATS, 02-08-2007

El único albergue destinado exclusivamente a alojar inmigrantes de toda la ciudad de Valencia lo gestiona una comunidad religiosa que se define como católica aunque funciona al margen y sin el reconocimiento del arzobispado, ya que sus sacerdotes provienen de una línea que no reconoce el Vaticano. El centro, situado en una zona deteriorada del barrio de Natzaret, no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad, de acuerdo con la conclusión a la que han llegado los técnicos enviados por la Sindic de Greuges para inspeccionar los distintos centros que el Ayuntamiento ofreció como alternativa a los inmigrantes desalojados de los bajos del puente de Ademuz. Desde el albergue, que acoge a 50 inmigrantes gracias a un convenio con el Ayuntamiento, se apunta que está en marcha una reforma que mejorará las condiciones de los usuarios a partir de septiembre.

“La impresión que nos dio fue bastante penosa”, comentaron a este diario las personas remitidas por la Síndic de Greuges, Emilia Caballero. El albergue de los reverendos padres Misioneros Apostólicos de María Inmaculada (MAMI) – una entidad de la que se desvincula el arzobispado de Valencia – , es el único centro concertado con el ayuntamiento destinado a acoger solo a inmigrantes sin techo. Existen otros recintos que también recibieron a los inmigrantes que dormían bajo el puente tras ser expulsados por el Consistorio hace dos semanas. Entre ellos está la Casa de la Caridad, Hosoju, Cepaim o Tyrius. Todas ellas son instalaciones que acogen a personas en situación de mendicidad, con graves problemas de exclusión social o adicciones y que ofrecen plazas sobrantes al ayuntamiento para inmigrantes. “En general la impresión que nos llevamos de estos centros en cuanto a habitabilidad fue buena”, comentan desde la sindicatura. Cuestión distinta es que estos recintos no se ajusten a las necesidades de los inmigrantes. Ni por los horarios que tienen ni porque la Sindicatura considere una buena idea que convivan inmigrantes cuyo único problema es la falta de papeles, y por ello de trabajo, con personas con perfiles de mendicidad cronificados y patologías diversas.

La impresión que les dio el albergue MAMI fue diferente. “Llegamos y nos dijeron que no podían mostrarnos las salas en las que duermen los inmigrantes”, relatan las personas que lo visitaron. “Sólo vimos el comedor, ya que el albergue cierra a las 8.00 y abre a las 20.00 y no estaban ni la trabajadora social, ni el guarda, ni siquiera hay un cartel que indique que ahí está el albergue”, señalaron. “La impresión fue bastante penosa, con unos edificios deteriorados”.

Las instalaciones que observaron los trabajadores de la sindicatura fueron los edificios anejos a la Iglesia Conventual de los Reverendos Padres Misioneros Apostólicos de María Inmaculada. En la misma manzana está un pequeño edificio de despachos, la iglesia, el antiguo albergue San José, un comedor en construcción y el comedor actual, además de otras dependencias. Todas estas instalaciones están repartidas en diversos edificios que ha ido adquiriendo la congregación a medida que aumentaba su actividad, como sostiene su portavoz, Vicente Almale, conocido en la comunidad como el padre Vicente. El centro trabaja con el ayuntamiento desde octubre del año pasado. Antes ya alojó a inmigrantes, como cuando tras el cierre del albergue Baobab, el ayuntamiento les solicitó ayuda en agosto del año pasado. O hace unos cuatro años, como relata Almale, cuando funcionaba el antiguo albergue San José que ofrecía ayuda a personas sin recursos. Pero siempre con recursos propios y sin el paraguas del Ayuntamiento, hasta que llegó el convenio en octubre.

Almale, que destaca el trabajo de su congregación desde hace décadas en la atención a las personas sin recursos, reconoce que las instalaciones podrían estar mejor. Especialmente el albergue actual, a varias manzanas del anterior, que recuerda al dormitorio de un cuartel, lleno de literas – eso sí, con aire acondicionado – . “Queremos tener un máximo de cuatro personas por habitación y cuarto de baño”, señaló a este diario, “en septiembre pondremos en marcha las reformas para conseguirlo”.

Este diario trató de contactar, sin éxito, con la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Valencia para conocer la naturaleza del acuerdo con el albergue. Fuentes de la Sindicatura de Greuges indicaron que en una reunión con la concejal Marta Torrado, ésta “reconoció que era un albergue con bastantes deficiencias”.

Entidades que trabajan con inmigrantes recelan de esta asociación. “El Ayuntamiento va tan escaso de centros que no puede poner muchas condiciones”, señalan, “y concierta con MAMI plazas ante la falta de recursos en el resto de albergues”.

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