"El barco golpéo nuestro cayuco"

Los supervivientes del cayuco que naufragó la semana pasada coinciden en que la embarcación de Salvamento Marítimo, en su intento de rescate, golpeó su bote, lo que, unido al estado del mar, les hizo zozobrar y caer al agua. Aseguran que son 88 los fallecidos.

El Día, EL DÍA, S/C de Tenerife, 29-07-2007

“Llegó un barco, nos dijeron que esperáramos y seis horas más tarde llegó un nuevo barco, que tocó nuestro pequeño bote, nos desestabilizó y la gente cayó al mar. Tuvimos que luchar para no morir. 88 personas murieron”.

Es el relato de uno de los 48 supervivientes del cayuco en el que viajaban hasta 136 personas y que naufragó el pasado 19 de julio a unas 90 millas de Tenerife. Por su relato, que se repite en otros testimonios a los que ha tenido acceso este periódico, todo parece indicar que la ayuda que les iba a prestar Salvamento Marítimo acabó en un accidente en el contexto de un difícil rescate, con una mar brava por el viento.

Es lo que sostienen los supervivientes de esta tragedia entrevistados por el abogado tinerfeño Plácido Alonso Peña, quien presentará este lunes una querella criminal, “no con el ánimo de ir contra nadie, pero sí para que se investigue y se aclare qué sucedió”.

Todos los seleccionados para las entrevistas por el letrado del turno de oficio tinerfeño responden al hecho común de haber perdido a algún familiar en ese naufragio, en su mayoría algún hermano, uno de ellos hasta cinco, aunque también los hay que hablan de la mujer o algún hijo.

“Tenía cinco hermanos y ocho amigos en el cayuco. Todos murieron”. Es el relato de otro de ellos. De Ghana, como el primero citado. “La gente de Salvamento nos rescató, nos cogió y nos subió a su barco”, admite sobre lo que ocurrió después de caer al mar. Pero antes de eso, expresa que el barco que les iba a rescatar se les vino encima y que desestabilizó a los ocupantes del cayuco.

Otro de los entrevistados precisa que se les avisó con unas pizarras que esperaran por el salvamento, que fueron unas 6 horas, y que el barco cuando llegó les rodeó y “partió” su cayuco. “Hubo una ola, nos tumbó, el barco nos dio y cada uno intentó agarrarse a lo que podía”, explica.

“Había mucho viento, las olas venían del otro lado y el barco venía del lado del viento”. Este otro entrevistado aclara que la gran ola la provoca el barco de salvamento. Asegura que llevaban diez días de travesía sin problemas, aunque admite que sin el intento, aunque fallido, de rescate tampoco hubieran podido llegar a puerto por sus propios medios.

Incluso concreta que “quiere decir la verdad”, y que “aun faltando 160 kilómetros para alcanzar la costa no cree que hubieran podido llegar por el estado de la mar”.

Reconoce que necesitaban ayuda, puesto que el cayuco había quedado ya a la deriva porque, al parecer, y eso lo dicen también otros de los entrevistados, los dos motores ya no funcionaban, por falta de combustible, precisa uno de ellos.

“El barco nos tocó, todo el mundo se tambaleaba, nos caímos, me quité la ropa”, señala otro de los inmigrantes que viajaba en el mismo cayuco. Añade que intentó subirse de nuevo a la embarcación, pero que no pudo, y fue entonces cuando lo vio “partido”.

“El bote (el de Salvamento Marítimo) vino y nos tiró” insiste en igual testimonio otro de los entrevistados, que también declara que el buque de Salvamento iba demasiado deprisa, que les golpeó, que también creó una gran ola, y que fue lo que provocó el accidente. No obstante, también cree que era necesario que les rescataran y que los motores del cayuco estaban parados, aunque no precisa si para esperar el rescate o porque ya tenían problemas.

El testimonio siguiente es el de otro muchacho que perdió a dos hermanos en este naufragio. Le cuesta responder a las preguntas. Se escucha el silencio. Le cuesta empezar. Relata que vio el helicóptero desde el que les dijeron que les iban a rescatar, pero que cuando llegó el barco, golpeó el cayuco “tac-tac-tac” y los hizo tambalearse. Confirma la versión de que el cayuco se partió y que es el barco de Salvamento el que les toca y provoca el accidente, aunque, en su opinión, la “gran ola” que aparece en la versión oficial de Salvamento Marítimo es producto del estado de la mar. Asimismo, coincide en que los motores del cayuco “estaban ya parados antes de que llegara el gran barco” y que realmente necesitaban su ayuda. Según esta versión, “el primer motor se apagó y luego también el segundo”. Preguntado reiteradamente si es la ola lo que les tira o el “grand bateau”, afirma rotundo que “el grand bateau”.

Y así, en inglés o en francés, los testimonios de estas personas, procedentes de Ghana, Guinea Bissau o Liberia, se suceden y reiteran la versión de que el barco de salvamento golpeó contra el cayuco y motivó, en opinión de todos, el accidente, mortal para 88 personas.

Esta versión sólo cobra distinto camino cuando unos creen que era necesario que fueran en su ayuda y otros opinan que sin la intervención del barco de salvamento podrían haber logrado llegar a su destino. Queda en el aire si se les podía haber remolcado, sin intentar su trasvase en pleno océano.

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