GÖNUL KAVALCIOGLU Economista musulmana, 32 años

«El 'hiyab' debe ser una opción personal»

El Mundo, ILDEFONSO GONZALEZ. Especial para EL MUNDO, 21-07-2007

Gönul Kavalcioglu, de 32 años, se pasa casi todo el día en su tienda de pashminas (pañuelos de seda) del Gran Bazar, en el centro histórico de Estambul. Apenas tiene tiempo para sentarse a tomar un café con EL MUNDO. De abril a diciembre es la época en que tiene más clientes, miles de turistas venidos de todo el mundo. Lo único que le une con Gülsan Atalay, nuestra otra entrevistada, es que las dos hablan inglés y son economistas. Por lo demás, Gonül lleva hiyab, disfruta hablando de política y defiende a Abdulá Gül, el ministro de Asuntos Exteriores turco, a capa y espada. Asimismo, no tiene ningún problema en presentarse como una musulmana fiel pero tolerante con todas las religiones. Así es además el Gran Bazar, una suerte de alianza de civilizaciones donde todos y ninguno son extranjeros.


Pregunta. – ¿Le parece bien que Turquía tenga, por primera vez, una primera dama que lleve el pañuelo islámico?Respuesta. – Por supuesto. La razón por la que Abdulá Gül no fue elegido presidente fue ésa, que su esposa se pone el hiyab y lo defiende. Gül era el candidato perfecto. Ha estudiado en Gran Bretaña y EEUU; es un político experimentado, ya que ha sido primer ministro y ministro de Exteriores, entre otros cargos; habla idiomas y tiene el temple necesario para ser jefe del Estado. En definitiva, la población turca quiere a Gül porque es muy profesional. Y él es quien sería el presidente de nuestro país, no su mujer.


P. – ¿Por qué cree usted que el hiyab es un tema tan polémico en este país?R. – Ni yo misma lo entiendo. Si el islam es la religión mayoritaria en este país, si el 98% de los turcos somos musulmanes, si la gente en general cree en Dios… Entonces, el pañuelo no debería ser un problema. No hay que imponer ni prohibir el hiyab. Llevarlo debe ser una opción personal, como es mi caso. No permitir que una mujer pueda entrar con el pañuelo en un Ministerio o en la universidad, por poner sólo dos ejemplos, no tiene ningún sentido.


P. – ¿A quién le va a dar su papeleta en las elecciones de mañana? ¿Al partido de Erdoban (AKP)?R. – Hace unos años, estaba muy a favor del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), cuando se presentó a las elecciones generales de 2002. Ahora no sé a qué partido voy a votar. Lo importante en Turquía no es ni la derecha ni la izquierda, sino que haya paz y estabilidad. Y eso se consigue si hay un único partido fuerte en el Parlamento. Antes había muchas formaciones en la Cámara de Diputados y aquello era un caos. El país no avanzaba, porque no se ponían de acuerdo y había muchos intereses distintos de por medio. Con el AKP esto se ha acabado y así debe seguir siendo.


P. – ¿Hasta qué punto tiene sentido el temor de los laicistas a que Turquía se convierta en otro Irán?R. – Es completamente imposible que Turquía se transforme en un país de ayatolás como Irán. El principal argumento que puedo dar es que no compartimos exactamente la misma rama del islam: ellos son chiíes y nosotros suníes, ellos son árabes y nosotros musulmanes. La gente en Turquía no quiere una Turquía iranizada. Es más, el AKP tampoco lo desea. Sólo busca que haya más libertad en este país para practicar nuestra religión.


P. – El paraíso está bajo los pies de las madres, dice un refrán turco, en alusión a la importancia y respeto que merecen las mujeres. ¿Está de acuerdo?R. – Completamente de acuerdo. Las mujeres son madres, esposas, trabajadoras, etcétera. Piensan y ven las cosas de maneras muy distintas, ofrecen múltiples soluciones a cada problema y eso es muy importante. Por eso, sería positivo que hubiera más mujeres dirigiendo el país o formando parte del Parlamento.

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