Salvamento sigue buscando supervivientes en Tenerife con pocas esperanzas de éxito

El País, T. B. / J. M. P., 21-07-2007

El Gobierno mantuvo durante todo el día de ayer, sin éxito, el impresionante dispositivo de rescate activado el jueves tras la desaparición de al menos medio centenar de personas en el naufragio de un cayuco. Mientras el área del desastre, a 98 millas (170 kilómetros) al suroeste de Tenerife, era patrullada por barcos y sobrevolada por helicópteros, las esperanzas de encontrar algún superviviente parecían cada vez más remotas. A última hora de la tarde atracó en el puerto de Los Cristianos el buque de Salvamento Marítimo Conde de Gondomar con los últimos 12 rescatados a bordo.

Los 12 subsaharianos – entre ellos, un menor – que desembarcaron del Conde de Gondomar a las 20.15, hora peninsular, se encontraban bien de salud, salvo pequeñas lesiones por las condiciones de la travesía y las inclemencias del tiempo. Nada más bajar del buque preguntaron por familiares que viajaban con ellos en el cayuco. El grupo se suma a otro de 36 que el jueves por la noche arribó a bordo de otro buque de Salvamento Marítimo, el Luz de Mar. En total, son 48 los supervivientes, todos ellos varones. Además, un helicóptero logró rescatar tres cadáveres.

La cifra de fallecidos puede superar ampliamente el medio centenar que se ha barajado hasta ahora si se confirman las declaraciones de algunos inmigrantes, que aseguran que en el cayuco viajaban unas 135 personas. Al menos dos de ellas eran mujeres, y otra, menor de edad.

La mayor tragedia de la inmigración en aguas españolas se produjo entre la 1.30 y las 2.15 de la madrugada del jueves, cuando los dos buques de Salvamento Marítimo mencionados se disponían a iniciar el rescate de los ocupantes del cayuco. El mar presentaba olas de entre tres y cuatro metros y el viento alcanzaba los 30 nudos (unos 55 kilómetros por hora). Según explicó ayer el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, algunos inmigrantes desoyeron las indicaciones de los marinos españoles, que en inglés y francés les rogaban que se mantuvieran sentados. La elevación del punto de gravedad al ponerse ellos de pie y el golpe de una ola provocaron el vuelco de la barca. Los esfuerzos de los rescatadores, algunos de los cuales llegaron a lanzarse al mar, fueron decisivos para salvar la vida de 48 náufragos. Los demás desaparecieron en el mar.

Los 36 náufragos que fueron desembarcados el jueves por la noche en el puerto de Los Cristianos se encuentran en buen estado, según informó un portavoz de Cruz Roja. Ayer se hallaban en la comisaría del sur de Tenerife, atendidos por una psicóloga y tres mediadores socioculturales que trataban de explicarles su situación legal. Policías que les interrogaban para tratar de identificarlos señalaron su escasa colaboración en las entrevistas. Al principio se declararon senegaleses, algo incompatible con el hecho de que todos son anglófonos, salvo dos que hablan francés. Más tarde dijeron que habían zarpado de Guinea – Bissau hace ocho o diez días. Dado que Gambia y Ghana son los países anglófonos más cercanos a Guinea – Bissau, los agentes conjeturan que la mayoría puede proceder de allí.

Cuando concluya su identificación, los inmigrantes serán trasladados al centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Hoya Fría, donde permanecerán hasta ser repatriados o, en caso de que ello no sea posible, trasladados a la Península y puestos en libertad con una orden de expulsión que les impedirá trabajar legalmente.

Curiosamente, más afectados que los inmigrantes parecen hallarse los tripulantes de los dos buques de Salvamento Marítimo que participaron en el rescate. Según varias personas que se entrevistaron con ellos, la mayoría se hallaba “en estado de shock”, lo que, tratándose de marinos curtidos en ese tipo de tareas (en los últimos tres años la flota de Salvamento Marítimo ha rescatado a más de 67.000 personas) da una idea de lo terrible que debió de ser el naufragio.

En este ambiente de dolor seguían sonando las palabras del presidente canario, Paulino Rivero, que el jueves responsabilizó al Gobierno del “drama colosal” que supone el naufragio, frente al que, dijo, “no valen excusas”. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, juzgaron “inadmisibles” esas palabras. “La derecha, como siempre, buscando utilizar la tragedia humana para atacar al Gobierno”, dijo Caldera. Rumí señaló que reflejaban la altura moral de quien las había pronunciado.

El primer efecto de la tragedia es que Senegal anunció ayer una fuerte campaña de propaganda en medios nacionales, regionales y locales para advertir de los peligros de emigrar en cayuco, informa Afrol News. La campaña está también financiada por la Organización Nacional de las Migraciones.

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