Zapatero aclara a Rafael Correa que no habrá un nuevo proceso de regularización

El Mundo, 12-07-2007

El presidente de Ecuador pide que se mejoren las condiciones de vivienda y trabajo de los inmigrantes El mandatario suramericano afirma que hay «problemas» con los contratos petroleros de Repsol El Gobierno español prometió ayer al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ayuda «permanente» para que su país inicie «un nuevo tiempo de prosperidad, dignidad, autoestima y confianza». No obstante, Zapatero también aclaró al mandatario andino, de gira privada por varios países europeos, que España no va a poner en marcha ningún nuevo proceso de regularización de inmigrantes.La inmigración fue la cuestión principal que abordaron ambos presidentes. En España, de acuerdo con los datos del propio presidente ecuatoriano, residen legalmente 500.000 ecuatorianos y se calcula que otros 200.000 lo hacen de forma irregular. La comunidad ecuatoriana es la segunda más importante de extranjeros, sólo superada por la marroquí.Pero si para el Gobierno español la abultada presencia de ecuatorianos es una cuestión importante, para el nuevo Ejecutivo de Quito tiene una trascendencia estratégica. Las remesas enviadas anualmente por la emigración constituyen la primera partida de ingresos del país andino, incluso por delante de las ventas de petróleo. No resulta, pues, extraño que la primera gira europea de Correa esté dedicada casi en exclusiva al contacto con los emigrantes y a intentar conseguir mejores condiciones de residencia y trabajo en sus países de destino.Ayer, reconoció que este asunto está en lo más alto de su lista de prioridades. «La emigración ha sido para mi país», dijo, «una auténtica tragedia nacional». «Ha sido», añadió, «el ejemplo del fracaso de las políticas públicas nefastas; ahora lo que pretendemos es que los que se han ido puedan regresar y que nadie más tenga que abandonar el país por necesidad».Rafael Correa admitió que con España se ha avanzado mucho en materia de regularización, pero también advirtió que «todavía falta mucho por hacer».Zapatero, para no dejar margen a las dudas, puntualizó que el Gobierno «no tiene previsto un nuevo proceso de regularización» y justificó el que se llevó a cabo en 2005 como una forma de poner remedio a la «desastrosa gestión» heredada del Gobierno de Aznar. No obstante, el presidente señaló que las cifras que maneja la Secretaría de Estado para la Inmigración acerca del número de ecuatorianos irregulares que se encuentran en España es mucho menor que la que baraja Correa.El mandatario ecuatoriano también planteó al presidente la necesidad de estimular la política de reunificación familiar. Correa señaló que uno de los problemas que impide el que los niños ecuatorianos se reúnan con sus padres residentes en España es el bajo salario que éstos perciben. En este punto, Zapatero prometió «máxima sensibilidad».Ya en el capítulo de los intereses puramente económicos, Correa admitió que su Gobierno va a revisar todos los contratos petroleros que tienen las empresas extranjeras en su país. Señaló que los intereses de la compañía española Repsol ya han sido analizados y afirmó que en los mismos «se han encontrado algunos problemas», aunque confió en que podrán resolverse.El presidente de Ecuador calificó algunos de estos contratos como «inadmisibles» y fruto de «artimañas legales» que han llevado a privatizar con subterfugios aquello que siempre ha estado nacionalizado en su país. Correa puso como ejemplo de contratos inaceptables aquellos en la que la participación del Estado se ha reducido a sólo un 15%.@FIRMA:MARISA CRUZ

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