La cita no tuvo lugar en un plató de TVE – 1, sino en el Consulado de Ecuador en Madrid. El maestro de ceremonias no era Lorenzo Milá, sino el cónsul general, Gustavo Mateos. Los asistentes no eran 100 ciudadanos cuidadosamente seleccionados, sino inmigrantes que tuvieron que abandonar su país para abrirse paso en España.El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se convirtió ayer en el protagonista de una improvisada versión del programa televisivo Tengo una pregunta para usted, y durante hora y media se sometió a las preguntas de los ecuatorianos residentes en nuestro país.De visita en España, Correa supo tocar la fibra sensible de sus compatriotas y llegó a calificar la emigración como una «tragedia nacional», que ha sembrado el país de familias desarraigadas y desestructuradas. En los últimos años, más de dos millones de ecuatorianos han abandonado su patria y 700.000 de ellos han recalado en España.El presidente pidió perdón a los inmigrantes por la clase política de su país, que con sus medidas económicas y sociales ha provocado el éxodo masivo de ecuatorianos hacia España: «Ustedes son personas, dramas humanos. Ecuador no lo mantienen los ricos ni los banqueros; Ecuador lo mantienen ustedes, los pobres, los migrantes», aseguró entre los aplausos del público.Al más puro estilo Bienvenido Mr. Marshall, el presidente, economista de 43 años, recibió un largo rosario de demandas y peticiones de los asistentes. Los ecuatorianos se disputaban unos a otros la palabra y había bofetadas por formular una pregunta al presidente. Hubo un momento en el que el caos se apoderó de la sala y el propio Correa tuvo que convertirse en moderador y poner orden. La brevedad brilló por su ausencia y muchas de las preguntas se convirtieron en auténticos mítines.«Luche duro contra la corrupción, duro contra todos los que han hecho pedazos nuestro país. No pares. No nos defraudes Rafael», le espetaba un inmigrante. «No les vamos a fallar, pero no nos fallen ustedes», contestó Correa.«La Policía de Ecuador tiene que ser remozada. No queremos que por unos cuantos dólares nos cambien la licencia. Queremos que se respeten las leyes», le requería Carlos Levoyer, que se quejaba de las mordidas que hay que pagar en la Administración ecuatoriana para realizar cualquier trámite. «Si usted está cansado de la corrupción, yo también y la estamos combatiendo», le replicó el presidente.No hubo preguntas comprometidas sobre el precio del café o el salario del máximo mandatario, ni tan siquiera un atisbo de crítica. Hartos de la sempiterna corrupción, los ecuatorianos parecen entregados y decididos a dar una oportunidad a su nuevo presidente, que tomó posesión de su cargo en enero de 2007 y pretende introducir fuertes cambios en el país.Correa proyecta formar una Asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución, se plantea disolver el Congreso, propone regular el sector bancario con el fin de frenar los intereses y las comisiones abusivas y quiere acabar con la corrupción.De momento, los 700.000 compatriotas residentes en España se van a convertir en la quinta región de Ecuador y contarán con representación política en la nueva Asamblea Constituyente.@FIRMA:ANA DEL BARRIO