Los 23 inmigrantes del buque “Marine I” que aún permanecen en Mauritania siguen sin conocer su futuro y permanecen en el centro de acogida que el Gobierno español ayudó a construir hace algo más de un año en el norte del país africano, a la espera de que España atienda sus peticiones.

Estos inmigrantes, de origen asiático forman parte de la expedición de 369 personas que llevaba a bordo el “Marine I” y que fueron desembarcados en el puerto de Nuadibú el pasado 12 de febrero, después de que el barco fuera rescatado en aguas internacionales cuando se dirigía rumbo a Canarias.

Sólo estos 23 se negaron a acogerse al programa de repatriación voluntaria que ofreció la Organización Intencional de las Migraciones y solicitaron asilo en nuestro país.

Ahora se encuentran en el centro de acogida que fue construido en marzo de 2006 con fondos de España ante la avalancha de inmigrantes clandestinos que llegaron desde principios de ese mes a Canarias procedentes de Mauritania.

La instalación está gestionada por las autoridades mauritanas y tiene capacidad para albergar entre 150 y 200 personas.

Aunque están en Mauritania, este país espera que España se haga cargo del futuro de estos inmigrantes, que permanecieron en un hangar del puerto de Nuadibú unos cien días mientras se encontraba una solución para ellos.

Organizaciones humanitarias han denunciado las malas condiciones psicológicas en las que están los inmigrantes, que han sido presionados para aceptar su repatriación, como Médicos del Mundo, que los ha atendido desde el primer momento