Un menor marroquí es repatriado desde Barcelona la semana antes de cumplir 18 años

Zakarias Eddahnan, que vivía en el centro El Castell de Santa Perpètua de Mogoda, dice que fue repatriado el pasado 4 de junio contra su voluntad

La Vanguardia, , 22-06-2007

CARLA FIBLA / JOSEP PLAYÀ MASETRABAT / BARCELONA

La Generalitat asegura que el menor fue avisado de que iba a ser repatriado y que su familia en Tánger estaba de acuerdo

El futuro proyecto Catalunya-Tánger prevé que menores repatriados puedan formarse e incluso disponer de alguna beca
- Zakarias Eddahnan fue convocado al despacho del director del centro de menores El Castell de Santa Perpètua de Mogoda el pasado día 4. “Entré y cuando cerré la puerta vi a dos hombres, eran policías, me cogieron y me dijeron que me iban a devolver a Marruecos”, explica Zakarias en conversación telefónica desde Tánger.

Según esa versión, lo llamaron para hablar de su 18 aniversario, que celebraba al día siguiente, y acabaron por explicarle que le devolvían con su familia. Según la dirección general de Atenció a la Infància i a l´Adolescència (Dgaia) de la Generalitat, Zakarias ya sabía que iba a ser repatriado desde mucho antes y su cumpleaños no lo celebraba hasta una semana después.

Aquella misma noche Zakarias estaba ya en un aeropuerto marroquí y, según el colectivo Al Jaima, que investiga desde hace años las repatriaciones de menores marroquíes, cuando fue entregado a los policías del país magrebí éstos se mostraron sorprendidos porque el menor estaba a punto de dejar de serlo.

Fuentes de la Dgaia ofrecen una versión bien distinta. Aseguran que el menor fue avisado “con meses de antelación” de que iba a ser devuelto. Dicen que antes se contactó con su familia biológica, “que estaba de acuerdo con su retorno”, y que no se trataba de un adolescente “desamparado”, como otros que atraviesan el Estrecho. Con esos datos a la vista, y al comprobar que su familia no estaba desestructurada, se valoró que lo más adecuado para su futuro era el retorno.

“Ellos sabían que iba a cumplir 18 años, me engañaron y no me dejaron hablar”, explica muy afectado Zakarias, que desde su repatriación acude en peregrinación cada día al puerto de Tánger para intentar colarse de nuevo bajo un camión o en algún recoveco, y así recuperar su vida en España.

Zakarias llegó a Catalunya en agosto del año pasado. Poco después se enteró de que la Generalitat iba a firmar un convenio con el Gobierno marroquí, el proyecto Barcelona-Tánger, para repatriar “voluntariamente” a menores marroquíes y ofrecerles cursos de formación en hostelería, informática y construcción (tiene un presupuesto de 2 millones de euros, cofinanciado con la Unión Europea). Probablemente nunca llegó a conocer los detalles del proyecto, como mucho le quedó la idea de que en vez de tener una oportunidad aquí se le ofrecía en el país que había dejado atrás. Por miedo a ser repatriado abandonó el centro en el que estaba entonces, una cooperativa que colabora con la Generalitat mediante la creación de una escuela deportiva en dos centros de secundaria de Tánger y de un equipo de atención.

Zakarias viajó hasta Tolosa (País Vasco) donde fue de nuevo localizado por responsables de El Castell. Dice que le convencieron para que regresara asegurándole que le conseguirían los papeles con su mayoría de edad. Regresó y por eso se siente engañado. La familia confirma que un traductor del centro les llamó cuando su hijo estaba de camino al aeropuerto, atado con esposas de plástico, para ser repatriado.

Mientras, la Generalitat está pendiente de firmar el convenio con la Secretaría Estatal de la Familia de Marruecos que permita el retorno “voluntario” de menores. La Dgaia tutela a más de medio millar de menores procedentes del norte de África y aunque la mayoría se quedarán en Catalunya, algunos podrían emprender el camino de vuelta. Los responsables del proyecto en Tánger han alquilado dos pisos que ocupan temporalmente niños repatriados, a la espera de que cinco menores con los que se trabaja en Barcelona acepten la reagrupación familiar. Incluso está previsto que puedan recibir una pequeña remuneración o una beca para que no sean una carga para la familia. La Generalitat ha contratado a ocho educadores en Marruecos que hicieron un curso de formación en Barcelona.

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