Los condenados convencieron a dos trabajadores portugueses para que vinieran a Madrid y recogieran cartones en las calles. Les ofrecieron 15 euros diarios, más comida y tabaco, alta en la Seguridad Social y sólo ocho horas de jornada laboral. Les tuvieron trabajando desde noviembre de 2002 hasta marzo del año siguiente, pero sin cumplir, ni de lejos, lo prometido. Ni ocho horas ni alta en la Seguridad Social. La Audiencia de Madrid ha condenado a los cuatro empleadores a pagar una multa de 1.600 euros por un delito contra los derechos de los trabajadores.