MONTSERRAT CASCANTE FUNDADORA DE MURCIA ACOGE EN CARTAGENA

«Los empresarios todavía tienen miedo a contratar inmigrantes»

La Verdad, PEDRO CONESA, 12-06-2007

La monja Montserrat Cascante nació en Barcelona, pero en su corazón están presentes los más de veinte años que vivió en Cartagena, donde fundó la delegación de Murcia Acoge. Aunque se ha marchado a vivir con su familia a la ciudad condal, conoce perfectamente la situación de la asociación que ayuda cada día a decenas de inmigrantes a la hora de gestionar su permisos de trabajo o dando clases de español. Su permanente ayuda a los sectores más excluidos durante más de tres décadas le ha valido para ser condecorada con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, que le entregó el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera.

– Enhorabuena por el reconocimiento.

– Gracias. Fue un día muy bonito y la verdad que fue de los más importantes de mi vida. Le tengo que agradecer al ministro que me lo entregara en persona. Querían que el acto fuera en Cartagena, pero no puedo viajar porque estoy muy mayor. Íbamos a mandar a una representante, pero se empeñó en que tenían que entregármelo en persona. Se lo agradezco porque nos sorprendió con una entrañable presentación.

– ¿Se va recompensado así todo su trabajo de toda una vida dedicada a los colectivos sociales más desfavorecidos?

– Son muchos años trabajando con la inmigración y con otras cositas. Hay que moverse porque si no las cosas no se hacen. Es el lema que he seguido durante muchos años y que me ha venido muy bien. Hemos luchado mucho, pero todavía quedan cosas por hacer.

– ¿Es esa la consigna que implantó en la delegación de Murcia Acoge, que usted fundó?

– A finales de los 80 me jubilé y mi congregación de la Orden de la Sagrada Familia de Burdeos me envió a Cartagena, donde organicé la delegación. Se hace una buena labor y hemos tenido meses en los que pasaban cerca de 800 inmigrantes. Es mucho trabajo pero vale la pena. También hay muchos voluntarios implicados.

– ¿Que labor realiza a diario la asociación?

– Ahora nos hemos trasladado desde la calle Real hasta Nueva Cartagena. Y se trabaja en mejores condiciones. Les damos clases de español a inmigrantes, gestionamos permisos de trabajo, organizamos charlas, campañas de sensibilización social, entre otras muchas cosas. El objetivo es que no se sientan solos.

– ¿Cómo es la situación de los inmigrantes en esta ciudad?

– Bastante complicada. Algunos vienen en patera y cuando acceden al país, al poco tiempo se trasladan a Cartagena. Vienen muy mal, sin trabajo, sin casa y casi sin poder comer. Con algunos hemos conseguido la reagrupación familiar al traer a su mujer a España. Una vez aquí, les hemos conseguido casa y subvenciones para pagarles el alquiler durante dos meses. Después, ellos se ven en la necesidad de encontrar trabajo y lo intentan. Pero seguimos luchando con los empresarios.

– ¿Cuál es su actitud a la hora de contratarlos?

– Algunos todavía son reacios. Ellos ofrecen un contrato de dos meses y nosotros queremos que sea indefinido. Todavía tienen temor y esos dos meses son de prueba para saber si valen para el trabajo. No se fían.

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