EL RETO DE LA INMIGRACION / La víctima

La autopsia del nigeriano muerto en el avión en que era deportado determina que iba amordazado

El Mundo, G. PEÑALOSA / A. DEL BARRIO, 12-06-2007

Los agentes colocaron una cinta al inmigrante, que falleció en el vuelo que le deportaba a su país «Vivo no me voy a mi tierra. Allí, me espera la muerte». Desgraciadamente, las plegarias de Osamuyi Aikpitanti fueron atendidas y murió el pasado sábado en el vuelo de Iberia que le llevaba deportado a Nigeria. El informe preliminar de la autopsia determina que el inmigrante fue amordazado y tenía dos contusiones leves, pero no llevaba esposas.


El inmigrante se empleó a fondo para evitar su repatriación: mordió a un agente, se autolesionó varias veces golpeándose contra el techo del avión e incluso utilizó sus excrementos para impedir que le redujesen.


De hecho, los dos agentes de Extranjería que le custodiaban tuvieron que pedir ayuda a otros dos policías del aeropuerto de Barajas para poder subir al nigeriano a bordo del avión. Era la tercera vez que intentaban repatriarle y el pasado jueves le tuvieron que bajar de la aeronave porque el comandante se negó a volar con una persona tan violenta.


El fallecido tenía 11 antecedentes policiales en España por agresión sexual, robo con fuerza, daños y resistencia y, al parecer, estaba acusado de asesinato en Nigeria.


Según el relato facilitado por los sindicatos policiales, entre los funcionarios y el inmigrante, de 23 años, se produjo un forcejeo, ya que era imposible introducirlo en el avión. Además de las esposas de plástico – que se colocan habitualmente a los deportados – , le pusieron cintas adhesivas en las muñecas y en las piernas para inmovilizarle. Pero todo fue en vano, ya que Osamuyi rompió todas las sujeciones.


Para evitar que se autolesionase y se mordiese la lengua – como hacen muchos repatriados para que les bajen del avión – , los policías le colocaron una cinta en la boca. Según los datos del Sindicato Profesional de Policía, en el momento previo a su muerte, el inmigrante no llevaba ninguna esposa, ya que los dos agentes le iban agarrando en el asiento como podían, pero sí que portaba la cinta.


Al poco tiempo de que el avión despegase, los policías se dieron cuenta de que el inmigrante permanecía quieto y pensaron que se había tranquilizado. Minutos después, vieron que le daban unas convulsiones y alertaron al comandante. Entonces, las azafatas le pusieron una mascarilla de oxígeno y preguntaron por megafonía si había un médico a bordo del avión, pero nada impidió la muerte del joven a las 18.30 horas. El pasaje se amotinó para forzar un aterrizaje en el aeropuerto de Alicante cuando percibió que el sin papeles había fallecido. Osamuyi es el primer inmigrante que muere en España en una extradición.


Dos días después del fatal desenlace, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana informó de que el nigeriano tuvo una parada cardiorrespiratoria y que tenía lesiones leves en una de sus manos y en la espalda.


Sin embargo, la versión que dio su hermano, Chester, ayer en el tanatorio de Alicante difiere bastante del relato policial. Chester – que ha interpuesto una denuncia contra los policías – aseguró que Osamuyi «tenía los pulmones llenos de sangre porque se ahogó al ponerle la cinta».


Además, achacó el fallecimiento a «los muchos golpes que recibió antes de embarcar y dentro del avión. Le ataron de pies y manos y le pusieron una cinta adhesiva en la boca. Lo han matado como a un perro. Mi hermano subió a un avión para morir». Una afirmación que sostuvo apoyándose en los testimonios de varias personas que iban en el vuelo y que, según insistió, «tienen grabados los golpes» a su hermano en sus teléfonos móviles.


La juez de Elche que instruye el caso ha abierto una investigación y llamará a declarar como testigos a las dos personas que iban a ser deportadas y a los policías que acompañaban a la víctima.

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