En la piel de refugiados

El Periodico, ELISEO OLIVERAS, 11-06-2007

“Me suspendieron de la pared. Después de algunas horas mis manos parecía que iban a explotar, y había ese dolor lacerante en mi espalda… Después vinieron con los cigarrillos…”. Este es un fragmento de la historia real de la palestina Ainé Shemal, narrada por la eurodiputada socialista Elena Valenciano durante su participación en la obra teatral Refugiados, de la directora holandesa Annet Henneman.
La pieza, una creación del italiano Teatro di Nascosto (Teatro Oculto), se representó en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas el pasado miércoles, para intentar sensibilizar a los legisladores europeos sobre el trágico destino de las decenas de miles de personas que “huyen de la guerra, de la opresión, de la tortura, en busca de un futuro libre, pero tropiezan con las fronteras cerradas” de los países democráticos europeos.

Historias verdaderas
El Teatro di Nascosto, radicado en Volterra (Italia), lleva 10 años produciendo piezas de teatro – reportaje para “contar las historias de personas, situaciones y pueblos sin voz”. Los miembros de esta entidad han viajado por Turquía, Irán, Irak y la India para convivir con refugiados y demandantes de asilo y para descubrir sus dolorosas historias individuales y colectivas. De esas experiencias y de la creación de una academia de teatro para refugiados y demandantes de asilo han surgido más de una docena de piezas teatrales y monólogos, que explican “historias verdaderas de dificultades, persecución y sufrimiento”.
Lejos del Kurdistán, La paciencia de Job, Las escalas de la pobreza, Memorias y Vidas suspendidas son algunas de las piezas creadas por el Teatro di Nascosto en los últimos años. La obra Refugiados fue representada por primera vez en Volterra en octubre del 2005 y en ella participaron, como es habitual en las producciones de la compañía, políticos italianos e internacionales, refugiados y actores profesionales.
La obra arranca a partir de situaciones de guerra y represión, cuya percepción por parte de los ciudadanos europeos ha quedado anestesiada debido a su generalización cotidiana a través de los informativos. La pieza narra en cuatro actos el penoso periplo de un grupo de refugiados que intentan escapar del infierno y chocan con los controles policiales y la leyes de asilo europeas. Los refugiados explican ante el tribunal que estudia su solicitud sus historias reales de tortura y persecución que les han forzado a abandonar su tierra, pero al final, frío e impasible, el tribunal rechaza la mayoría de esas solicitudes.
Elena Valenciano representó en la obra a Ainé Shemal, una mujer palestina detenida cuando caminaba por una plaza de Jerusalén al producirse unos disturbios y, posteriormente, torturada en un centro de detención en pleno desierto. “En una estancia sombría, donde no sabes si es de día o de noche y donde te parece que nadie en el mundo se interesa por ti, ni por lo que te pueda ocurrir”, explica Shemal al tribunal.

Una niña ruandesa
Inés Ayala, otra eurodiputada socialista, narró la historia de Umuraza, una niña ruandesa tutsi de 14 años que vio como mataban ante sus ojos con machetes a su madre, a sus hermanos y a su hermana mayor cuando intentaban escapar de las masacres. Otros diez eurodiputados dieron vida a diferentes refugiados y demandantes de asilo de distintos países, como Irán, Afganistán y Sudán.
Elena Valenciano explicó a este diario que aceptó de inmediato participar en la obra porque la dramática situación de los refugiados es un tema que le “obsesiona desde hace muchos años y que la Unión Europea aborda de forma nefasta”. Tras vivir el papel de Shemal, Valenciano confiesa que se siente “una enorme sensación de impotencia y frustración”. Reconoce que “no es fácil la gestión política del problema de los refugiados, porque tiene dimensiones gigantescas”, pero espera que la obra haya servido para concienciar a la Eurocámara y “para contribuir a que los gobiernos muestren más generosidad”. Inés Ayala también confía que haya contribuido a recuperar la sensibilidad que había en Europa hacia los refugiados, “antes de que se hiciera con ellos una amalgama con la inmigración ilegal”.

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