Cuando alguien llega al barrio Virgen del Carmen de Alicante y pregunta a un vecino: “¿Cómo está?”, suele recibir a modo de respuesta una retahíla de problemas y demandas. Y no parecen pocos los que tienen en este barrio – más conocido como Mil Viviendas, su antiguo nombre – . Y, aunque una comerciante deja claro que en el barrio “hay muy buena gente”, y lamenta con rabia que “se juzgue a todos por el mismo rasero”; otra vecina puntualiza: “Hay guetos”.

Edificios con desperfectos y aceras sucias son algunos de los signos externos de unas fincas en las que a media mañana hay gran actividad. Sentados en la puerta de sus viviendas se ve a mujeres mayores, la mayoría de etnia gitana, madres jóvenes y algunos niños en edad escolar que en día lectivo ignoran el galopante deterioro de su entorno. Y a unos metros, una zona que ocupan principalmente los inmigrantes que han ido llegando en los últimos años.

La población apenas se mezcla, explica una vecina. La falta de cohesión en la trama social y urbana es, de hecho, uno de los aspectos que subrayan los estudios y que arrastra también una falta de entramado comercial diverso. Virgen del Carmen sufre “un abandono de la Administración desde los principios de la edificación del barrio”, resume Vicenta Navarro, vecina del barrio. Y la situación actual, añade, es consecuencia de una política que no ha apostado por tomar medidas.

Virgen del Carmen es uno de los ocho barrios que forman la zona norte de la ciudad de Alicante. El viernes 4 de mayo, un millar de vecinos salieron a la calle para manifestarse contra el abandono que sufren y denunciar la falta de interés real del Ayuntamiento por solucionar sus problemas y exigir planes de intervención integral, y no “parcheos”.

En la Zona Norte viven alrededor de 30.000 personas cuyas viviendas fueron construidas a partir de la década de los 60 y en las que recaló la inmigración laboral de otros puntos de España, pero desde hace años acuden personas de orígenes diversos y lejanos.

La delicada situación de la zona la ha puesto bajo el foco electoral y así, el Ayuntamiento presentó recientemente un borrador de plan integral que los vecinos rechazan al considerar que no está elaborado en función de sus necesidades reales.

La protesta de los vecinos no es baladí. Un estudio realizado a finales del año pasado por el propio Ayuntamiento indica que la Zona Norte tiene una tasa de paro que oscila entre el 16,67% y algo más del 35%, cuando la media de la ciudad es del 13,6%. Y los menores de 35 años representan más de la mitad de estos parados.

El informe también deja claro que la población joven tiene “en general, un nivel de empleabilidad mínimo”, o que el absentismo y el fracaso escolar están más acusados que en otros puntos de la ciudad.

Son zonas, además, donde hay una elevada economía sumergida y así, por ejemplo, varios vecinos comentan cómo en Virgen del Carmen los arrendamientos de las viviendas se encuentran en una horquilla de entre 6 y 10 euros y 100 euros en función de los ingresos. El problema reside, explica una vecina, en que: “hay personas que tienen pocos ingresos pero justificados y pagan más, mientras que otras cuentan con ingresos en negro y pagan poco”.

Las principales reivindicaciones vecinales van dirigidas a la atención ciudadana. Atención especialmente en el aspecto educativo, con un refuerzo de personal que permita atender de forma adecuada a los alumnos con dificultades, que controle el absentismo escolar o que ayude a la alfabetización en Virgen del Carmen, donde el porcentaje de analfabetos ronda el 80%. Personal y medios también que permitan poner en marcha centros de formación laboral para la búsqueda de empleo y que los jóvenes puedan acceder al mercado laboral.

“Cuando los niños cumplen 12 años van poco al instituto”, asegura otra vecina. José Antonio Fernández Cabello, coordinador local de EU, es también director del IES Virgen del Remedio y, por ello, conoce de primera mano estos problemas. El centro, con 850 alumnos, tiene un 20% de alumnos inmigrantes procedentes de 30 nacionalidades distintas. Esta diversidad precisa de una atención que actualmente cuenta con “recursos escasos” en un centro que “ha quedado obsoleto”, señala Cabello. Allí el absentismo escolar se sitúa entre un 12% y un 13%, cuando lo normal oscila entre el 3% y el 4%. Explica que los centros envían los datos de absentismo cada mes al Ayuntamiento, “que no hace absolutamente nada”. Cabello añade que alrededor del 30% de los alumnos no llegan a obtener el graduado en secundaria.

La Zona Norte “ejemplifica” un abandono que Carlos Gómez Gil, director del Observatorio Permanente de la Inmigración de la Universidad de Alicante extiende a otros barrios. En su opinión “el proceso de abandono y de diferenciación entre ellos es un problema cada vez más grave y acentuado que se ha visto agravado en los últimos años”. Gómez Gil entiende que se están consolidando, por un lado, unos barrios céntricos con una población envejecida y con falta de infraestructuras, entre otros problemas, frente a zonas nuevas mejor dotadas, con gente más joven y sin apenas inmigración.

“Es un proceso extraordinariamente grave que debería ser prioritario en la política municipal”, reclama para subrayar que el Ayuntamiento ha “dejado esos barrios abandonados a su suerte”.