Obituario / FANNIE LEE CHANEY

OBITUARIO: Una 'madre coraje' contra el Ku Klux Klan

El Mundo, JULIO VALDEON BLANCO, 08-06-2007

Marcada desde niña por la violencia racial, luchó durante 30 años para que condenasen al asesino de su hijo. Fannie Lee Chaney, madre del activista por los derechos civiles James Earl Chaney, asesinado junto a otros dos compañeros en 1964, ha fallecido en su casa de Willingboro, Nueva Jersey, a los 84 años.


Los sucesos que condujeron a la muerte de su hijo forman parte del entramado mítico de Estados Unidos. Arde Mississippi, estimable película de 1988 dirigida por el tantas veces enfático Alan Parker, estaba inspirada en aquel crimen. La cinta cosechó un enorme éxito y enfocó de nuevo la tragedia de los Chaney.


Cuando el 18 de junio de 2005 la Corte del Condado de Neshoba, en Mississippi, condenó a Edgar Ray Killen, de 82 años, ex miembro del Ku Klux Klan y uno de los ocho implicados en el crimen, a 60 años de cárcel por homicidio involuntario, un sangriento capítulo de la historia americana quedaba parcialmente lacado.


Tras la ruina de siglos marcados por el odio, James Earl Chaney y otros chavales querían dar la vuelta a la situación. Hicieron de la igualdad racial el motor de sus vidas. El movimiento de los derechos civiles fue la hoguera buena en la noche del miedo, marea humana que cubrió el país de esperanza. Junto a dos amigos blancos, el joven desapareció el 21 de junio de 1964. Había recorrido el viejo Estado sureño inscribiendo a los negros en los censos, una actividad de alto riesgo por cuanto el KKK todavía proyectaba su siniestra geometría de cruces flamígeras.


Como recuerdan todas las crónicas, Chaney informó a su madre de que «problablemente pueda hacer algo por mí y además ayudar a los otros». Después de eso, el silencio. Los tres jóvenes desaparecieron. Engullidos, nadie supo de su paradero durante días, con esa cualidad única del terror para crear complices y sellar bocas.


Pasados dos meses, sus cuerpos fueron encontrados en una ciudad cerca de Filadelfia, Mississippi. Repletos de balas, los rostros resultaban casi irreconocibles, en especial el de Cheney, que recibió una paliza previa a su ejecución, quizá por castigar doblemente su condición de negro y rebelde, blasfemia combinada para los blancos racistas que veían con pavor el final de una época.


Como quiera que, aparte de Cheney, las otras víctimas eran blancas, la justicia, tan remolona en casos semejantes, intervino. Durante el juicio, ocho miembros del Ku Klux Klan fueron imputados. Siete quedaron absueltos de asesinato; su condena, por violar las leyes de derechos civiles, apenas alcanzó los seis años. El octavo implicado, Edgar Ray Killen, quedó libre de todo cargo. Curiosa contradicción.


Aquella sentencia permitió que, 30 años más tarde, los abogados de Chaney reabrieran el juicio para juzgar a Killen. Fannie Lee testificó para explicar las últimas horas en compañía de su hijo. Su alegato hilvanó recuerdos personales y un mundo olvidado de aberraciones jurídicas que una generación nueva, libre de prejuicos, trataba de superar por medios pacíficos bajo el influjo de figuras carismáticas como la de Martin Luther King Jr, asesinado él mismo en 1968.


Nieta de un hombre ejecutado cuando rechazó vender sus tierras a un comprador blanco, Fannie Chaney conocía desde la cuna los zarpazos de la violencia racial, un estigma que todavía hoy atormenta al país con su intragable crónica de atrocidades. Cuando Killen fue condenado, señaló a la prensa que «se ha tardado mucho tiempo, pero se ha hecho justicia». Mucho antes, de vuelta a los 60, el asesinato de su hijo mayor estuvo en el origen de la Marcha de Selma, pivote fundacional del movimiento por la igualdad.


Tras recibir múltiples amenazas, enterrar a sus muertos y velar sus cadáveres en un territorio transformado en cementerio humeante, Fannie Lee abandonó el sur para establecerse junto a sus otros hijos en Nueva York.


Fannie Lee Chaney, activista por los derechos civiles, nació en torno a 1922 y falleció en Willingboro (Nueva Jersey, EEUU) el 29 de mayo de 2007.

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