LA PUGNA POR SER RESIDENTE Trámites con polémica

Las trampas del padrón

Los funcionarios municipales no tienen competencias para comprobar la veracidad de los datos

La Vanguardia, JOSEP PLAYÀ MASET - Barcelona, 04-06-2007

Estar en el padrón permite tener una tarjeta sanitaria e inscribir a los niños en la escuela. Y para los inmigrantes es básico tener este documento, que no sólo sirve para la estadística. Por eso SOS Racisme prefiere hablar de irregulares empadronados en vez de sin papeles.Por el contrario, quienes tienen todos los papeles en regla falsean a menudo el padrón y desvirtúan las estadísticas. Basta con un rápido repaso a las principales trampas del padrón, la mayoría a cargo de los autóctonos, que se aprovechan de las lagunas de la legislación vigente y de la falta de capacidad de inspección por parte de los funcionarios encargados del padrón.

TRAMPA ESCOLAR. Es la más habitual y corre a cargo de los padres con hijos pequeños que se quieren beneficiar de los puntos que se otorgan por proximidad del domicilio a la escuela, en un baremo establecido para dirimir las prioridades de elección cuando la demanda de plazas es superior a la oferta. Los padres – o directamente los hijos- se empadronan poco antes del proceso de preinscripción en el domicilio de abuelos, parientes o incluso amigos que esté dentro de la zona escolar del centro educativo querido. Una vez conseguida la plaza, ya pueden volver a cambiar su residencia, y hay padres que una semana más tarde rectifican. Este fenómeno se da cada año en la mayoría de los municipios y en muy pocas ocasiones se ha denunciado. En Figueres, hace unos años, a raíz de la denuncia comprobada de unos padres se modificó una asignación de plazas. Pero en las grandes ciudades si ya es difícil saber quién vive en tu bloque de viviendas, más lo es conocer al vecino de tres manzanas más allá.

TRAMPA TRIBUTARIA. Otra trampa recurrente tiene su origen en el deseo de esquivar los impuestos. Hay familias que analizan en qué municipio es mejor pagar el impuesto de circulación – tiene sustanciales diferencias entre poblaciones- o cómo les afectará el futuro derecho de sucesión. Muchas parejas dividen su residencia y uno de los cónyuges se inscribe en la vivienda de su padre o madre cuando éste llega a la vejez para que, al fallecer, si hereda la casa donde vive pueda beneficiarse de la bonificación por primera residencia. Incluso hay quien hace curiosas cábalas sobre las poblaciones más convenientes para presentar la declaración de renta. O quien asegura que las multas de tráfico de Barcelona no se llegan a pagar nunca si vives en otra ciudad.

TRAMPA ELECTORAL. En pueblos pequeños un pequeño cambio en el censo puede condicionar los resultados electorales. Se ha dado el caso de personas que viven en una gran ciudad y tienen su segunda residencia en urbanizaciones de pueblos del interior, pero se han puesto de acuerdo para empadronarse en ese municipio y presentar una candidatura para tener voz propia. Hace dos semanas el semanario Hora Nova denunció que en un pueblo del Alt Empordà el alcalde habría propiciado el empadronamiento de hasta siete parientes, que constaban como residentes en su casa.

TRAMPA SENTIMENTAL. Los jóvenes que han nacido en las comarcas del interior de Catalunya, cada día más despobladas, mantienen su residencia en el pueblo no sólo durante los años de la carrera sino incluso cuando ya llevan años instalados en Barcelona o su entorno. Es una forma de reivindicar los orígenes, aunque legalmente ya no podrían estar empadronados en su pueblo porque sólo van algunos fines de semana y unos días en verano o Navidades. Muchos mantienen ese empadronamiento hasta el día que tienen hijos, y antes de la preinscripción escolar cambian de domicilio para tener acceso a los puntos.

TRAMPA DE LOS INMIGRANTES. En un foro de residentes extranjeros en internet (www. euroresidentes. com) se hacen esta pregunta: “¿Puedo empadronarme aunque no tenga papeles?”. La respuesta que dan es elocuente: “Si usted se encuentra en situación irregular no debe temer empadronarse en el Ayuntamiento correspondiente a su domicilio. El Ayuntamiento no realiza control sobre la legalidad o ilegalidad de las personas que residen en territorio español. El Ayuntamiento sólo lleva un registro, el padrón”.

Cuando un inmigrante llega sabe que lo primero que hacer es empadronarse, y bastará con que un amigo le deje el documento de alquiler o de propiedad de una vivienda. El padrón le podrá servir para demostrar el arraigo social: los sin papeles pueden regularizarse si encuentran trabajo y pueden acreditar tres años de residencia. El segundo paso, tras estar empadronados, es pedir la tarjeta sanitaria. Para una urgencia no hace falta, sí para visitarse en el centro de atención primaria (CAP).

Aunque uno se empadrone en un apartamento con más personas (pisos patera), nadie se lo va a impedir. Los funcionarios del padrón no son inspectores. Por esa razón, tampoco hay manera de comprobar si el empadronado deja el municipio. Muchos vendedores de la plaza del Vaticano llegaron en patera a Canarias y seguramente constan en algún padrón municipal de España.

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