«El Gobierno no hará más regularizaciones extraordinarias»

ABC, 03-06-2007

POR CRUZ MORCILLO

FOTO: DANIEL G. LÓPEZ

- ¿Qué balance hace de la regularización dos años después? ¿Cuántos de los 575.000 inmigrantes han renovado?

- El balance tiene que ser positivo porque dio como resultado que casi 600.000 personas sean hoy trabajadores con derechos que cotizan a la Seguridad Social y pagan sus impuestos. Han renovado en su mayoría, según los datos de Administraciones Públicas han podido continuar en España, justificar su cotización y presentar un contrato con el mismo u otro empleador. Un número importante ha cambiado su ocupación, pero esto es normal, es una mejora laboral. En este tiempo han variado muchas cosas, pero tanto en el seno de la Unión Europea (UE) como a nivel bilateral hay países que se están poniendo en contacto con nosotros para acometer un proceso similar al nuestro, sobre todo poniendo el acento en su vinculación con el mercado laboral. Es el caso de Holanda, Alemania y Grecia; también el responsable de inmigración de Estados Unidos se ha puesto en contacto conmigo para saber cómo habíamos vinculado la documentación a un contrato de trabajo.

- ¿Se plantea el Ejecutivo otra regularización para quienes quedaron fuera o han llegado después?

- No contemplamos ningún proceso de legalización, dijimos que era un proceso excepcional y así sera. Primero porque lo acometimos para dar una respuesta, de acuerdo con sindicatos y empresarios. El «efecto llamada» real es que se podía trabajar al margen de la legalidad. Ni antes ni ahora he oído hablar al PP contra la economía sumergida. Se hizo para dar una respuesta, se acordó la normalización y un reglamento que recoge procesos sin fecha de caducidad, como el arraigo laboral, el social o las circunstancias excepcionales.

- No sólo no ha habido pacto de Estado en inmigración, sino que ha sido una de las cuestiones de mayor confrontación con el PP.

- La inmigración no debe ser un tema de campaña electoral, no es correcto ni política ni moralmente porque lo que se juega es la convivencia en nuestro país. He podido comprobar que el PP no tenía ningún interés en un pacto de Estado, y además ha hecho análisis simplistas. No se han enterado de la situación de África.

- La inmigración preocupa ahora mucho más a los españoles que hace tres años, según el CIS. ¿Es un error del Gobierno, que no ha sabido vender el mensaje?

- Yo creo que se ha hecho el trabajo razonablemente bien. Entre todos hemos eliminado dos mensajes falsos: que los extranjeros venían a quitar el trabajo a los españoles y que este Gobierno no controlaba las fronteras. Es una responsabilidad de la que no podemos abdicar. Sí se han trasladado los logros, pero casi siempre las preocupaciones del CIS están vinculadas a alguna crisis, por ejemplo, el asalto a las vallas o los cayucos; es lógico, pero individualmente la gente no se siente amenazada.

- ¿Considera asentada la colaboración de las autoridades de Marruecos pese a que siguen llegando pateras?

- Cuando llega una patera con un marroquí a mí no me preocupa porque en 24 o 48 horas está en su país y además hay cooperación en los flujos migratorios. La colaboración de Marruecos es total y esto ha implicado un desplazamiento de los flujos migratorios hacia el sur. Cada vez que atajamos una ruta que han ideado las mafias aparece otra nueva.

- La crisis de los cayucos del año pasado evidenció un déficit en el control de fronteras.

- No lo denominaría un problema de control. Marruecos está controlando sus fronteras, eso no quiere decir que no lleguen pateras, pero son mínimas, y también está vigilando su frontera terrestre lo que evita que pasen muchos subsaharianos. La situación fue muy complicada porque la cooperación con estos países tiene muchas dificultades, con gobiernos inestables, deficiencias económicas, políticas y sociales. Empezamos a principios del año pasado y cuando llegó la época más propicia para navegar esa colaboración no estaba suficientemente asentada. Aun así fuimos capaces de atender a miles de personas porque sabíamos que iban a venir, muchos fueron repatriados gracias a esas gestiones. Ahora hay una situación muy complicada ya que estamos hablando de control de la frontera marítima. Hemos hechos tres cosas: en la UE se ha hablado por primera vez del control marítimo de nuestras fronteras. Se va a establecer un operativo estable de emergencia a través de Frontex para ir a todos los países que lo necesiten; se han creado las patrullas mixtas con Mauritania y Senegal y también se han formado patrullas propias. Las perspectivas son mejores para este verano, pero probablemente habrá repuntes de cayucos. No obstante, el mensaje a las mafias es que quienes llegan van a volver a sus países, como los últimos 750 inmigrantes enviados a Senegal.

- Los acuerdos diplomáticos han resultado a veces insuficientes, cuando no incumplidos…

- De momento Senegal está cumpliendo, no tenemos un acuerdo de segunda generación con ellos, aunque a veces tenemos acuerdos con países y no se cumplen, que es lo importante; con Mauritania ocurre igual. Ha costado que esta cooperación eche a andar pero a día de hoy, y esto siempre con reserva, está dando resultados. No obstante, siempre tendremos que estar en alerta mientras persista la situación de África.

- ¿Cuál es el coste económico para España?

- No tengo datos para cuantificarlo porque hay varios ministerios implicados, pero es altísimo sin duda.

- Sobre competencias, de Interior sigue dependiendo el control y la represión, mientras que su Secretaría de Estado es la responsable de integración, del «buen rollo» en inmigración.

- Interior tiene la competencia de control de las fronteras y Trabajo y la Secretaría de Inmigración la de coordinar las políticas de inmigración de los distintos departamentos, así como todo lo que tiene que ver con contratos de trabajo, pero la oficina de extranjería depende de Administraciones Públicas. No obstante, al tener esta casa esa denominación se acude aquí para todo: si hay crisis de las vallas, si hay problemas con los visados, cómo está el asunto de los rumanos, qué pasa con el cayuco a la deriva… En fin lo del «buen rollo» es relativo. Pero sí, lo nuestro es la integración, se ha elaborado un plan muy ambicioso, que es transversal y articula mecanismos dobles para que los españoles entiendan cada vez mejor que esta sociedad sigue cambiando y para que los extranjeros se integren y respeten nuestras normas.

- ¿Qué modelo lo ha inspirado?

- Hemos estudiado los que había en la UE y hemos visto que no funcionan, así que más que un modelo había que hacer un proyecto basado en la cohesión social, en el que el eje no fueran los inmigrantes sino todos los ciudadanos. Es más flexible, menos doctrinario y creemos que va a dar resultado.

- ¿No desespera que se adopten uno tras otro pomposos acuerdos en la UE que luego se incumplen?

- Sí, reconozco que mis primeras reuniones en la UE eran desesperantes;valoro el trabajo que se ha hecho, pero para mí es insuficiente. Hay que llegar a que los compromisos se cumplan y se ejecuten. Cuando yo aterricé, Alemania se negaba a hablar de integración, ahora me llama la ministra. Me estoy llevando alguna satisfacción europea, pero ha habido momentos muy duros en estas negociaciones en los tres últimos años.

- ¿Sigue haciendo falta mano de obra extranjera, cuántos trabajadores están llegando?

- El año pasado se superaron los 200.000 trabajadores extranjeros con las distintas vías reguladas.

- ¿Ha culminado el polémico traslado de menores desde Canarias a la Península?

- Se ha trasladado a los casi 500 menores que nos comprometimos. Hemos cumplido nuestro compromiso gracias a la solidaridad de las comunidades, no todas claro, Madrid por ejemplo no ha aportado ni una plaza de menores.

- ¿Cuál es la solución para las miles de personas, casi todos africanos, que no pueden ser repatriadas?

- Es quizá el problema que más preocupa, no lo oculto. Los inmigrantes que no se pueden repatriar por uno u otro motivo, son acogidos, tienen asistencia, se les forma, se les da atención pero están abocados a la clandestinidad. Lo único que se puede hacer es buscar alguna vía en el reglamento en las situaciones excepcionales, caso a caso. No es fácil y no sabemos a ciencia cierta cuántas personas son. Hubo una moción en el Senado donde se pedía al Gobierno una respuesta, pero el PP cada vez que hay una cuestión vinculada con los irregulares o ve un cayuco, enloquece. Y una medida como esa, excepcional, sólo se puede acometer desde el consenso. No se puede ir más allá del Reglamento. Me preocupa muchísimo y no me gustaría que estas personas acabaran siendo protagonistas de una contienda electoral.

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