ÁLAVA

Cáritas abrirá un local en Adurza para apoyar la integración de los inmigrantes

Deja de dirigir la escuela para mujeres que tenía en el barrio, que la autogestionarán ellas

El Correo, BEATRIZ CORRAL, 03-06-2007

Aires de cambio para el barrio de Adurza. Cáritas tiene previsto emprender un nuevo proyecto destinado a favorecer la integración de inmigrantes y a cubrir otras necesidades detectadas entre los vecinos de la zona. Para ello, la ONG utilizará uno de los locales que regenta en la iglesia de San Ignacio.

El futuro proyecto, sin embargo, implica un cambio en la gestión de la escuela para mujeres y amas de casa, creada en 1980 en las dependencias del centro social, y que hasta ahora era impulsada por Cáritas. Nació para facilitar la salida del hogar a este colectivo, implicándolas en tareas comunitarias como ayudar en residencias u organizar fiestas. Tras veintisiete años de actividad y más de 1.800 mujeres diferentes atendidas, es lo suficientemente mayor de edad como para funcionar solo.

«Se trata de un servicio muy consolidado, que no estancado, capaz de volar por su cuenta, por lo que ahora serán ellas las que se organicen y autogestionen por sí mismas, manteniendo los talleres y cursos», confirmó Natividad Alonso, trabajadora social de Cáritas de la zona sur.

Ejemplo de Santa María

Aunque es pronto para concretar el nuevo programa, uno de los modelos que tendrán en cuenta es la escuela de Santa María, en el Casco Viejo. «Allí el 63% son inmigrantes y se les ayuda a aprender castellano, a analizar textos y se imparten diversos conocimientos», reveló el secretario general de Cáritas, Ramón Ibeas.

Su objetivo es, una vez elaboradas a fondo las líneas maestras, atender «a hombres y mujeres, en principio un número pequeño hasta que se vea cómo funciona, apostando por la interculturalidad», añadió Alonso. Y aunque puede que no esté listo para el inicio del próximo curso, los que casi seguro que no repetirán serán los monitores que hasta ahora coordinaban la escuela de mujeres.

«Siempre los contratamos por horas y en función del proyecto, pero desde 2006 la ley nos obliga a hacerlos fijos y no podemos, supondría mantener a toda costa un servicio sin posibilidad de adaptarlo o cerrarlo según las necesidades», constató Ibeas.

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