Malta sigue sin querer náufragos

El Periodico, 01-06-2007

El episodio que durante la última semana se ha desarrollado en las inmediaciones de la costa de Malta, con 26 náufragos subsaharianos rescatados por un pequeño remolcador español, el Montfalcó, ante la pasividad o la abierta hostilidad de las autoridades de la isla, no es el primero de esta naturaleza. El 14 de julio del año pasado, el pesquero Francisco y Catalina se hizo cargo de los 51 inmigrantes de un cayuco que navegaba a la deriva a 100 millas de La Valeta, cuyas autoridades se opusieron en primera instancia a que los náufragos pusieran pie a tierra en sus muelles. Y hace tres semanas, 27 sin papeles permanecieron agarrados tres días a artes de pesca cerca de la pequeña isla sin que su Gobierno hiciera otra cosa que negarse a prestarles ayuda.
Ni las dimensiones de Malta – – 315 km2 y 405.000 habitantes – – ni sus estadísticas económicas – – 71,5% de la renta per cápita media de la UE y 3% de crecimiento anual del PIB – – justifican un comportamiento tan reprochable por presunta falta de medios. Malta es un socio activo de la UE a todos los efectos y no puede tratar a otro socio del mismo club – – España – – que se limita a aplicar la legislación internacional y a respetar las leyes del mar y la tradición europea en materia de ayuda humanitaria como si tuviera cuentas pendientes con él.
Que el Gobierno maltés decidiera el miércoles hacerse cargo de 27 náufragos recogidos en la proximidad de su costa por un buque italiano no hace más que subrayar su tendencia a comportarse de forma imprevisible, puede decirse incluso que arbitraria. Y resalta, además, su propensión a considerar a Italia como un aliado especial frente al resto de países de la UE, algo ajeno a la esencia misma del club, que consagra la asociación entre iguales.
El hecho es que casos como el del Montfalcó no hacen más que subrayar la falta de cohesión de la Europa de los Veintisiete, en la que muchos de los nuevos miembros solo tienen presentes las cláusulas económicas de sus tratados de adhesión. Las prisas que guiaron la ampliación de mayo del 2004 – – 10 nuevos socios – – y de enero de este año – – Bulgaria y Rumanía – – , unidas al empantanamiento institucional, hacen posible que en demasiadas ocasiones el oportunismo ocupe el lugar de la solidaridad. Por eso es indispensable, como ha dicho el comisario Franco Frattini, que se establezcan reglas precisas que delimiten responsabilidades e impidan que la moda maltesa gane adeptos.

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