El complejo debate sobre la inmigración en época electoral

La Vanguardia, , 20-05-2007

CARLES ESTEBAN
La percepción de cada uno de los lectores ante una noticia es personal e intransferible, y en ocasiones, por más que no exista en el informador voluntad alguna de herir sensibilidades, se producen equívocos y algunas personas perciben agresiones. Es algo prácticamente inevitable, por más y mejor voluntad que se ponga en el empeño informativo, en la exactitud de los datos suministrados, y por cauteloso que sea el enfoque de la noticia. Una información de este periódico a propósito de la gran concentración de islamistas radicales (yihadistas, se les denominaba) en Catalunya ha levantado una cierta polémica y, como ocurre demasiadas veces en periodos electorales, ha acabado en una extraña mezcolanza donde se relaciona inmigración ilegal, inseguridad ciudadana y terrorismo fundamentalista, y todo ello sometido a las interpretaciones más diversas y disparatadas a cargo de algunos dirigentes políticos. Unos acusan a los otros de imprevisión, éstos denuncian a los acusadores de alarmistas y los responsables policiales – que deberían manejar en teoría buenos datos- hacen llamamientos a la prudencia pero con la boca pequeña.

SALT. Todo se inicia con la publicación de un reportaje de Eduardo Martín de Pozuelo el pasado día 9 de mayo que mereció el titular más destacado de la portada: “Catalunya concentra el mayor foco de yihadistas”. En un recuadro que acompañaba la información principal figuraba un reportaje titulado “Alta tensión en Salt”, en el que Antoni F. Sandoval ofrecía una visión de esta ciudad y en el que decía textualmente: “Salt está adquiriendo un nuevo perfil: el de una localidad que debe aprender a ensamblar la realidad local con una población inmigrante que roza el 36 por ciento de los ciudadanos censados. Pese a que la gran mayoría del colectivo de extranjeros trabaja y apuesta por la integración, son dos los factores por los que se han encendido algunas alarmas, la llegada de inmigrantes en situación irregular, y que se hayan afincado en Salt algunos líderes religiosos islámicos con mensajes radicales”.

La lectora Marta Guillaumes, profesora de secundaria, expresa en una extensa conversación telefónica su desazón por el titular de la información y por la imagen negativa que transmite de la ciudad: “La gente en general está muy poco informada, y la información que recibe acostumbra a ser superficial. Cualquiera que haya leído sólo el titular de la noticia pensara que en Salt estamos viviendo una situación límite. Y no es así. En Salt hay problemas, como los hay en otras muchas partes del país, pero también somos muchos los ciudadanos que vivimos volcados en conseguir que la convivencia ciudadana sea el valor predominante. En ese sentido, algunas informaciones poco cuidadosas sobre estos temas, y la utilización partidista e interesada de los datos por parte de los políticos, pueden echar a perder el trabajo realizado”. Y concluye con una interesante reflexión: “Hay una mayoría de inmigrantes que está a favor de la convivencia cívica, pero corremos el riesgo de estigmatizar a gente muy maja y muy integrada si generalizamos. Yo invito a los periodistas y a los políticos a que cuando hablen de estos temas se acerquen a la realidad y a quienes trabajan activamente para solucionar los problemas. En definitiva, que sean más responsables”.

Antoni F. Sandoval, autor del reportaje, contesta lo siguiente: “Lejos de pretender transmitir una imagen negativa de la ciudad, el reportaje sobre Salt sólo pretendía explicar la realidad de una localidad que tiene en la actualidad una población de casi el 36% de inmigrantes (según los datos actualizados del censo municipal) y que supera incluso el 40% si se contabilizan los residentes extranjeros no empadronados. Como reales y contrastadas son todas las demás cifras, como las que concluyen que a causa del incremento del número de ciudadanos llegados de fuera, desde el año 2004, unos 1500 antiguos vecinos de Salt se han ido a vivir a otra ciudad. En ningún momento se señala en la información que no sean muchas las entidades y ciudadanos implicados en conseguir que la convivencia sea un valor predominante. Al contrario, se explica que desde hace años, tanto el Ayuntamiento como otras administraciones y entidades trabajan para conseguir la integración. De la misma manera que lo hacen, trabajando y apostando por ella, la gran mayoría del colectivo de extranjeros, tal como se señala en el artículo. El reportaje es, pues, a mi juicio, el fruto de un acercamiento responsable a esta realidad compleja, muy cambiante y que comporta evidentes riesgos”.

El debate de la inmigración es de gran calado. Ni los enfoques buenistas ni el alarmismo son buenos para aproximarse a una realidad que tiene facetas controvertidas. Y como sucede a menudo en periodos electorales, pocos políticos se distinguen por utilizar la sutileza y el análisis profundo de la realidad para abordar problemas espinosos,

CASAS CONTENEDOR. Construmat es una de las grandes citas feriales de la ciudad, donde el sector de la construcción, uno de los más dinámicos de la economía española en los últimos años, ha expuesto a través de 4.500 empresas y 50.000 productos las novedades tecnológicas del sector. En casi todas las informaciones aparecidas en la prensa sobre este importante salón, y también en La Vanguardia del pasado 15 de mayo, se hablaba de una de las novedades (relativas) de la edición de este año: las casas reciclables construidas a partir de contenedores usados para el transporte de mercancías. El periodista Antonio Cerillo, en una información titulada “El salón propone convertir en casa los viejos contenedores portuarios desechados”, explicaba el prototipo de vivienda R4House, obra del arquitecto Luis de Garrido, que reutiliza materiales (los contenedores y otros elementos), no produce residuos y reduce el consumo energético.

La lectora M. ª Luisa Bermejo Santos escribe a propósito de esta información: “Me sorprende la forma en que los medios de comunicación se han hecho eco del proyecto R4House presentado en Construmat. Ningún ayuntamiento concedería la cédula de habitabilidad a esta vivienda hecha a base de contenedores portuarios, ya que no cumple las mínimas normas de seguridad y calidad que rigen en materia de construcción y que vienen recogidas en el recientemente publicado Código Técnico de la Edificación. En mi opinión, los medios informativos deberían informar con mayor rigor sobre este tipo de cuestiones, para evitar crear falsas expectativas en cuanto a la posibilidad real de realizar viviendas seguras y dignas y con todas las garantías legales”.

El proyecto presentado en Construmat para realizar viviendas agrupando viejos contenedores reciclados es por el momento un prototipo, aunque imagino que la empresa que lo promueve tomará las medidas necesarias para que obtenga las cédulas de habitabilidad y se adapten al Código Técnico de Edificación. Con todo, el prototipo es un proyecto que sigue la estela de edificaciones similares que funcionan desde hace años en todo el mundo. En la página web www. fabprefab. com/ fabfiles/ containerbayhome. htm, la lectora que muestra su desacuerdo con esta información, y quienes estén interesados en el tema, encontrarán más de 60 proyectos repartidos por todo el mundo – de Estados Unidos a Australia, pasando por la vieja Europa- de edificios de oficinas, pisos, apartamentos, estudios y viviendas unifamiliares a partir de los famosos contenedores. Y no todo son proyectos, hay también algunas realidades, como la residencia de estudiantes Keetwonen, en Amsterdam, con apartamentos construidos mediante la superposición de contenedores, y algunas llamativas viviendas en California, entre muchos otros.

El uso de contenedores portuarios como viviendas tiene larga tradición en países pobres, donde la gente sin casa ocupaba recipientes abandonados como improvisado refugio. Arquitectos y diseñadores captaron las posibilidades y han desarrollado ideas innovadoras partiendo del herrumbroso contenedor, en busca de soluciones prácticas y baratas. Aunque como señala la lectora, seguro que deberán cumplir las normativas vigentes en cada país.

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