ENTREVISTA — Cas Mudde: "Hemos permitido que la extrema derecha determine de qué hablamos y cómo hablamos de ello"

Por qué los 'trumpianos' se están acercando a partidos como Vox

Antes de Trump, solo los conservadores estadounidenses relativamente marginales tenían conexiones con la ultraderecha internacional. Hoy, estos lazos son la tendencia prevalente

El Diario, Cas Mudde, 19-10-2021
Hace unos días, el senador de Texas Ted Cruz dijo: “Todos nos enfrentamos a los mismos desafíos, entre ellos una izquierda audaz y global, que busca derribar queridas instituciones nacionales y religiosas”. Nada muy llamativo hasta aquí, podría decirse. Pero Cruz no se estaba dirigiendo a una rama local del Partido Republicano en Texas, o a un medio de comunicación conservador de Estados Unidos. Estaba hablando desde una pantalla ante una audiencia de miles de personas en Madrid, durante el congreso del partido de ultraderecha Vox. Fue uno de los muchos acercamientos recientes a la extrema derecha global por parte de figuras de la derecha estadounidense, que parecen haber aumentado tras la salida de Donald Trump.

¿Finalmente está tomando forma la llamada “Internacional Populista”, tantas veces anunciada pero jamás materializada? ¿Tendrá el movimiento conservador estadounidense un papel destacado en ella? ¿O se trata más de política interna que de dominación global?
Cuatro vertientes

Al igual que el Partido Republicano, el movimiento conservador estadounidense abarca una amplia gama de matices ideológicos, a menudo de extrema derecha. Por ello, diferentes figuras se han dirigido a diferentes tipos de agrupaciones ultraderechistas. Existen al menos cuatro grandes vertientes de redes internacionales de extrema derecha en las que participan “conservadores” estadounidenses de todos los niveles.

La primera y más importante es la derecha cristiana global. La derecha cristiana estadounidense ha sido durante mucho tiempo un actor de influencia global, particularmente activo en la Europa poscomunista, como bien retrata la serie de Netflix The Family. Cuenta con partidarios influyentes, como el presidente ruso Vladimir Putin y, más recientemente, el primer ministro húngaro Viktor Orbán. Por invitación de Orbán, Mike Pence habló hace poco en la Cumbre Demográfica bianual de Budapest, con una amplia variedad de académicos, líderes eclesiásticos y políticos de todo el mundo, incluido el posible candidato presidencial francés de extrema derecha, Éric Zemmour.

Budapest también ha sido la nueva tierra prometida para la segunda vertiente, el llamado movimiento del “conservadurismo nacional”, obra del escritor israelí Yoram Hazony. El conservadurismo nacional es una especie de extrema derecha para gente que lee, por decirlo de forma despectiva. Un intento de fusionar las ideologías conservadoras y de extrema derecha —en la actualidad siempre superpuestas— y de crear un movimiento de extrema derecha apto para la élite cultural, económica y política.

El presentador Tucker Carlson dio un discurso en una cumbre de conservadores en Washington en 2019 y recientemente llevó su programa de Fox News a Budapest, donde alabó a Orbán y su régimen. Asimismo, se dice que la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) celebrará también su reunión de 2022 en Budapest.

La tercera vertiente la conforman las redes establecidas hace tiempo entre algunos republicanos de extrema derecha y los “sospechosos habituales” de la extrema derecha europea, como el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) y Agrupación Nacional (RN) en Francia. Estos lazos se basan en un núcleo ideológico común de nativismo, autoritarismo y populismo.

Las conexiones entre la extrema derecha europea y los miembros republicanos del Congreso se remontan a décadas atrás: basta con pensar en personas como Steve King, el republicano de Iowa, y Dana Rohrabacher, el republicano de California. Eran bastante marginales dentro de su partido —e, irónicamente, ambos perdieron sus escaños en la era Trump—. Sobre todo con estos grupos, Steve Bannon creó el “Movimiento”, que nunca llegó a ser más que revuelo mediático.
Vox

Y, por último, tenemos el partido al que Cruz envió un mensaje de apoyo en vídeo: Vox en España.

Pasando casi desapercibido, Vox ha estado construyendo una red para la extrema derecha conservadora en el mundo de habla hispana, en parte facilitada por la fundación del partido, Disenso. Centrada sobre todo en América Latina —y aprovechando la larga lucha de la derecha latinoamericana contra el “comunismo” y a favor del cristianismo conservador— la fundación ha publicado una “Carta de Madrid” firmada por más de 100 políticos y activistas políticos de Europa y América, entre los que se encuentran el activista conservador estadounidense Daniel Pipes (antiislamista) y Grover Norquist (contrario a los impuestos), además de una serie de diputados latinoamericanos.

Varios líderes de la ultraderecha europea asistieron a la convención de Vox a la que Cruz se dirigió, incluidos Giorgia Meloni, de Fratelli d’Italia (FdI), el partido mejor posicionado en las últimas encuestas, y André Ventura, del partido luso Chega.

Obviamente, estas redes internacionales coinciden en muchas cuestiones, sobre todo en su oposición común a la “izquierda global” pero también, en mayor o menor medida, a la inmigración, el islam y la “ideología de género”. Sin embargo, también discrepan en cuestiones centrales, desde la importancia de la doctrina religiosa hasta el papel de Rusia, por lo que sus integrantes son muy cambiantes y distintos entre sí. Además, difieren respecto al lugar que ocupa el movimiento conservador estadounidense dentro de la red.
Lazos con EEUU

A excepción de su derecha cristiana, que desde hace tiempo lidera este movimiento a nivel mundial, Estados Unidos no desempeña un papel destacado en estas redes. Incluso la red de “conservadurismo nacional” tiene a un israelí al mando y está financiada cada vez en mayor parte por húngaros. Además, varios de los republicanos estadounidenses que han participado recientemente de estas reuniones parecen utilizar sus conexiones internacionales para obtener beneficios internos —sobre todo en la lucha por la candidatura republicana (en caso de que Donald Trump no se presente)— más que para construir una “internacional populista”.

Esto no quiere decir que no haya nada nuevo en los últimos acontecimientos. En la era pre Trump, solo los conservadores y los republicanos de derecha relativamente marginales tenían conexión con la ultraderecha internacional. Hoy en día, los lazos entre el movimiento conservador estadounidense más amplio y la extrema derecha global se han convertido en la tendencia prevalente, desde el Partido Republicano hasta la revista National Review, con cada vez menos voces disidentes.

Sin embargo, impregnado de excepcionalismo estadounidense, el movimiento conservador de Estados Unidos permanece orientado principalmente hacia dentro, utilizando sus conexiones y los acontecimientos internacionales para las disputas políticas nacionales. Y la internacional populista tiene más de show mediático que de realidad política.

Cas Mudde es profesor Stanley Wade Shelton UGAF de Asuntos internacionales en la Universidad de Georgia, autor de ‘La ultraderecha hoy’ y presentador del podcast Radikaal. Es columnista de The Guardian US.

Traducción de Julián Cnochaert.

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