El número de víctimas mortales del naufragio ocurrido este domingo en la ciudad tunecina de Mahdia (sureste) se elevó a cuatro, además de 21 desaparecidos, informó a Efe la responsable regional de juventud de la Media Luna, Aycha Ben Amor.

El percance ocurrió al volcar la embarcación precaria en la que viajaban las víctimas, los desaparecidos y siete personas rescatadas que trataban de alcanzar de forma ilegal la costa Europea.

La embarcación, que partió durante la madrugada del domingo desde una playa alejada de la zona urbana, perdió poco después el control cuando se encontraba a menos de cuatro kilómetros de la costa, explicó Ben Amor. Los migrantes, todos hombres, entre ellos cinco menores, son originarios de las provincias costeras de Mahdia y Monastir así como de Gafsa (centro), a 260 kilómetros de distancia.

“Pese a que las condiciones metereológicas son estables, no se ha encontrado ningún migrante y ni un solo responsable se encuentra presente en el lugar, lo que hace que las familias de las víctimas cuestionen la seriedad de las operaciones de rescate”, denunció el portavoz del Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales, Romdhane Ben Amor, a través de las redes sociales.

En lo que va de año más de 12.700 personas incluidos 2.249 menores alcanzaron la costa italiana desde Túnez mientras que otras 19.000 fueron interceptadas por las autoridades tunecinas. Del total de migrantes, 48% son tunecinos y el resto proceden de diferentes países subsaharianos, según el último informe de esta ONG, que sigue de cerca el fenómeno migratorio.

Durante este mismo periodo, más de 250 perdieron la vida o desaparecieron cuando trataban de llegar a la isla italiana de Lampedusa, situada a apenas 200 kilómetros de distancia.

Desde que en 2011 triunfara la revolución contra la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali y arrancara la transición democrática, el país ha tenido una decena de gobiernos y su inestabilidad política se agudizó el pasado 25 de julio después de que el presidente de la República, Kais Said, suspendiera el Parlamento, destituyera al primer ministro y se arrogara plenos poderes.

Pese a la oposición de la mayoría de partidos políticos y la presión de la comunidad internacional para que restablezca la normalidad democrática, el mandatario decidió prolongar de forma indefinida el estado de excepción y formar un nuevo gobierno bajo su mando, sin intervención del Parlamento como exige la Constitución aprobada en 2014.