El líder del ISIS del Sáhara Occidental, Adnan Abu Walid al-Sahrawi, asesinado en una operación antiterrorista por el gobierno francés, nació en una ciudad fundada por España cuando todavía poseía colonias en África. También conocido como Lehbib Ould Ali Uld Said Uld Yumani y con una recompensa de cinco millones de dólares por su cabeza ofrecida por Estados Unidos, tenía derecho a la nacionalidad española, aunque su lugar de origen, El Aaiún, se encuentra bajo el control de Marruecos. Su larga carrera de yihadista comenzó a despuntar en octubre de 2017, cuando con 44 años perpetró un ataque en Níger, que ocasionó la muerte de cuatro soldados norteamericanos y otros cuatro africanos, según el cartel de búsqueda del Departamento de Estado.

Considerado por Washington un terrorista con capacidad para ser un riesgo real, Al-Sahrawi ejecutaba sus acciones en la zona fronteriza entre Burkina Faso, Níger y Mali, bajo el nombre de Estado Islámico del Gran Sáhara. La cantidad de hombres bajo su mando es incierta. Algunas fuentes calculan podrían ser menos de cien. Sus operaciones armadas, que por cuenta propia comenzaron en 2015, se caracterizaban por la baja intensidad y escaso resultado decisivo sobre los Gobiernos, aunque sanguinarias desde el primer momento, cuando asaltó un puesto aduanero. Desde entonces prosiguió con otros ataques y secuestros.

El Ejército francés mata al líder del Estado Islámico en el Sahel
El Ejército francés mata al líder del Estado Islámico en el Sahel
BEATRIZ JUEZ / PARÍS
Nacido en febrero de 1973, fue portavoz del Movimiento por la Unificación y la Yihad en África del Oeste (Muyao, por sus siglas en francés) y «emir» del «Al-Mourabitoun», en Mali, indica el ‘Diario Oficial de la Unión Europea’. En 2018 las autoridades europeas le incorporaron en la lista de personas a las que se les inmoviliza los «fondos y recursos económicos», según se recoge en el BOE español. De padre comerciante saharaui, con 19 años se fue a vivir a un campo de refugiados en Argelia, donde se unió al Frente Polisario, que le concedió una beca para estudiar en la Universidad Frère Mentouri de Constantine, en Argelia. Se graduó en Ciencias Sociales en 1997.

Militó en organizaciones políticas saharauis, emigró a Nuackchot donde se radicalizó bajo la influencia del islam salafista, volvió a Tinduf para captar simpatizantes y finalmente cruzó a Mali. Pasó por varias formaciones terroristas, como Katiba Tarik Ibn Ziyad, los Signatarios por la Sangre y los Almoravíes. Nacido, por tanto, en una ciudad hermanada con Almería, Avilés, Lorca y Málaga, y crecido en Tinduf, juntó en 2012 los giros de su destino con el rapto de dos cooperantes españoles, Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, que ayudaban en ese campo de refugiados a jóvenes como él. Estuvieron nueve meses en manos del Muyao, hasta que el Gobierno español pagó el rescate.

En el cuadro maliense de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) intentó que cambiaran la franquicia por la del ISIS, más cruenta, más radical. Es expulsado, o se marcha, y forma su propia tropa, haciéndole un guiño al ISIS que, sin embargo, no aprobará su tutela hasta un año después. Para entonces, el ISIS estaba en la cúspide de su campaña terrorista y expansión, con una imposición más férrea y primitiva de la sharia.

Diversas informaciones le describen como un hombre depresivo y sin familia que se alejó del Frente Polisario por divergencias con algunas de sus políticas de género. Tenía como diana de sus ataques las conexiones entre Europa, principalmente España, con los campamentos saharauis, atacando las rutas de la ayuda humanitaria y de las ONG. En 2019 el gobierno marroquí alertó al español de la inminencia de un atentado contra las familias que acogían por vacaciones a los niños saharauis.