Francisco agradece a los kurdos que «abrieran sus brazos» a los cristianos

En su tercer día de visita a Irak, el Pontífice celebra una multitudinaria misa en Erbil tras la que se reúne con el padre de Alan Kurdi, el niño ahogado en 2015 cuando trataba de llegar a Europa

Diario Vasco, DARÍO MENOR Roma, 08-03-2021

Sin el coraje de los kurdos hubiera sido mucho más difícil derrotar al grupo yihadista Estado Islámico. Y sin su generosidad es probable que ya no quedaran apenas cristianos en Irak. Durante su tercer día de visita en el país árabe, el papa Francisco conoció de primera mano la realidad del Kurdistán iraquí, una región que en los últimos años ha acogido a unos 250.000 refugiados sirios y a más de medio millón de desplazados internos iraquíes, unos 140.000 de ellos cristianos que escaparon de la barbarie que el EI desataba en ciudades como Mosul y Qaraqosh, visitadas este domingo por Francisco.

También huía de los yihadistas la familia de Alan Kurdi, el niño sirio de tres años cuyo cuerpo sin vida fue hallado en septiembre de 2015 en una playa de Turquía al ahogarse con su hermano y su madre cuando trataban de llegar a Europa. La imagen del pequeño cadáver en la arena dio la vuelta al mundo. Tras concluir la misa que presidió en el estadio de Erbil, el Papa se reunió con el padre del pequeño Alan, Abdullah Kurdi, que le relató con la ayuda de un intérprete cómo perdió a su familia. También le dio las gracias por la cercanía que muestra con todas las personas que, como él, se ven obligadas a dejar su tierra buscando un lugar en paz.

A su llegada en medio de grandes medidas de seguridad al aeropuerto de Erbil, que hace tres semanas sufrió un atentado en el que perdió la vida al menos una persona, el Papa agradeció al presidente del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani, la acogida a los refugiados y desplazados internos. «El enemigo vino para destruir este país pero ustedes abrieron sus brazos a los cristianos y a otros grupos. La guerra provocó destrucción, pero ustedes derrotaron al enemigo y reconstruyeron el país», le dijo Francisco a Barzani y a otros líderes kurdos en el aeropuerto, según informaron los medios locales.

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El presidente de esta región autónoma situada en el norte de Irak destacó, por su parte, cómo los cristianos suponen «una parte fundamental e inseparable» del Kurdistán. También aprovechó para recordar a los «héroes peshmerga» (combatientes kurdos) y a «todos aquellos que han hecho un sacrificio extremo para defender la paz y la libertad de todos los iraquíes».

Misa multitudinaria
En el estadio ‘Franso Hariri’ de Erbil, Jorge Mario Bergoglio presidió el evento más multitudinario de su viaje, una misa en la que participaron unas 10.000 personas. Las restricciones para evitar los contagios obligaron a reducir a una tercera parte el aforo de esta esta instalación deportiva.

En su saludo al final de la Eucaristía, el último acto antes de regresar este lunes a Roma, Francisco recordó que en estos días en Irak escuchó «voces de dolor y de angustia, pero también de esperanza y de consuelo». Esto a su juicio es en parte mérito de «las instituciones de cada confesión religiosa, gracias a sus Iglesias locales y a las distintas organizaciones caritativas, que asisten a la gente de este país en la obra de reconstrucción y recuperación social».

Irak permanecerá «siempre conmigo, en mi corazón», aseguró el Pontífice, pidiendo a los habitantes del país árabe que trabajen juntos «por un futuro de paz y prosperidad que no discrimine ni deje atrás a nadie». En su homilía recordó a todos aquellos que «llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles», así como los destrozos en las comunidades debido a «la injusticia, la división y el odio». También celebró que «la Iglesia de Irak esté viva», como demuestra con la «ayuda concreta y solidaridad a los que sufren», ofrecida en una situación de «gran pobreza y dificultad».

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