La crisis aboca a mujeres migrantes a ser explotadas

España, país de captación de víctimas de trata, otro efecto de la Covid, alertan entidades que atienden a refugiados y migrantes

La Vanguardia, ROSA M. BOSCH, , 25-11-2020

La crisis económica por la Covid provocará que jóvenes migrantes y solicitantes de asilo, ante la falta de alternativas, sean captados en España por bandas o personas ­individuales para someterlos a diferentes tipos de explotación, alertó ayer Rosa Cendón, coor­dinadora del área de incidencia y relaciones institucionales de Sicarcat. El elevado riesgo de que mujeres y niñas que invierten meses y años en culminar rutas migratorias sean víctimas de trata ya no se limita a los países por los cuales transitan antes de ­llegar a Europa, como Nigeria o Libia. También en Catalunya, según advirtió Cendón, corren pe­ligro de acabar en manos de criminales y de ciudadanos sin escrúpulos.

“Tenemos sospechas de que personas que durante su viaje no cayeron en la trata aquí sufren ­intentos de captación, estamos haciendo seguimiento de estas ­situaciones”, siguió explicando Cendón, en una sesión informa­tiva virtual organizada conjuntamente con la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat (CCAR) sobre violencia contra las mujeres
y persecuciones por motivos de género.

Preocupa tanto la explotación sexual como los casos de matrimonios forzados y la esclavitud laboral

Los colectivos que más preocupan son el de los migrantes sin papeles, los refugiados que por distintos motivos se quedan fuera de los programas de acogida y los menores que han estado tutelados y salen de los centros al alcanzar la mayoría de edad. Cendón remarcó que la prostitución forzada no es el único tipo de explotación, que también es muy preocupante la laboral, sobre todo en trabajos de limpieza de hogares, en el cuidado de ancianos y en centros de estética, además de la criminalidad forzada vinculada al tráfico de drogas.

El reto de todos, de los cuerpos policiales, de las administraciones y de las entidades, es detectar antes estos posibles casos de esclavitud para evitarlos. Pero la prevención también choca con el miedo de personas extremadamente vulnerables, que temen acudir a la policía al no tener todavía regularizada su situación administrativa. En otros casos, también temen represalias.

Cendón y Dilara Dekmen, del área de incidencia de la CCAR, insistieron ayer en que no todas las mujeres que sufren estos delitos llegan en patera, sino que muchas aterrizan en avión en Madrid o en El Prat, los principales puntos de entrada para los solicitantes de asilo. Y también que detrás del tráfico de seres humanos no sólo hay grupos organizados, sino también familiares o sujetos individuales, que cada vez más utilizan las redes sociales para su fin. Cendón insistió en que cuesta más detectar “los casos de matrimonios, mendicidad y criminalidad forzada y esclavitud en el servicio doméstico” que la explotación sexual, que ha sido objeto de una acción policial más intensiva.

No obstante, faltan datos para evaluar la dimensión de esta lacra. Dichas entidades tampoco disponen de cifras sobre qué porcentaje de los solicitantes de asilo que han denunciado ser víctimas de trata han conseguido una resolución positiva, aunque sí indican que existe más sensibilidad respecto a este tema actualmente. En todo caso, año tras año aumenta el número de desplazados y refugiados y, por tanto, de víctimas de cualquier tipo de explotación durante la huida de sus lugares de origen.

A finales del 2019 había casi
30 millones de personas buscando refugio en otros países, mientras que cerca de 46 millones estaban desplazadas internamente. En España, el año pasado se presentaron 118.264 solicitudes de asilo, más del doble que en el 2018. Los ciudadanos llegados de Venezuela volvieron a encabezar esta lista, seguidos de los de Colombia y Honduras.

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