Retomar los estudios en otro país tras huir de la guerra

Diaa es un joven de 30 años nacido en Siria que se ha integrado en un programa de acogida para estudiantes refugiados

La Vanguardia, ROSA MATAS, 23-07-2019

Se llama Diaa. Nació en Swaida (Siria). Tiene 30 años y es refugiado. En la Universitat de Lleida (UdL) ha podido reanudar el master en ingeniería informática que la guerra le obligó a interrumpir en Siria. Desde su llegada, las noticias de la guerra en su país, como el ataque de misiles en Homs cerca Damasco de hace unas semanas, afectan un poco más a la UdL.

Llegó desde el Líbano con otros 17 estudiantes a través del programa de acogida de estudiantes refugiados impulsado por la Secretaria d’Igualtat, Migracions i Ciutadania y está reanudando su vida académica. Lo hace acompañado, entre otras personas, de un voluntario, Fernando Gálvez; de la profesora comisionada del rector para personas refugiadas, Núria Camps y de sus amigos de la residencia de estudiantes, entre ellos una chica africana y un chico colombiano. En Siria dejó a sus padres, a tres hermanas y dos hermanos.

Su llegada no fue fácil. Nùria Camps cuenta que se retrasó en tres ocasiones y confía en que los estudiantes que siguen esperando participar en el programa puedan tener la misma suerte que él. El día 16 responsables de las universidades catalanas vuelven a reunirse con la Secretaría de Migraciones, Igualdad y Ciudadanía para valorar la posibilidad de traer a Catalunya más refugiados.

Retomar los estudios en otro país

“Me siento mal lejos de mi país. No puedo hacer nada”, cuenta Diaa que al mismo tiempo está contento de haber aprobado el primer curso del master, del que le queda por delante el segundo curso y un trabajo final.

“Al principio el master me costó mucho porque es bastante diferente al que empecé en Siria, ahora estoy contento, me ha permitido aprender mucho y el año que viene me permitirá trabajar en una empresa”, cuenta Diaa que además del trabajo que le exigen sus estudios busca algún otro que pueda compaginar.

Sigue teniendo relación con los estudiantes que le acompañaron desde el Líbano, entre ellos dos chicas que han tenido que cambiar su lugar de residencia tras ser increpadas en la ciudad en la que vivían. De ahí su reticencia a ser reconocido en las fotos.

Dos chicas que le acompañaron en su viaje desde el Líbano tuvieron que cambiar de residencia tras ser increpadas en la ciudad en la que vivían

En cuestiones personales no ha tenido dice ningún problema remarcable salvo que ha encontrado poca gente con la que se haya podido comunicar en inglés. Dos voluntarios le ayudaron al principio a comunicarse en castellano y catalán y a sus quehaceres cotidianos.

Uno de sus grandes amigos ahora es Fernando Gálvez, un profesor de secundaria con plaza el año pasado en Sant Cugat que le ha abierto las puertas . “Se me ofreció la posibilidad de participar en el proyecto en agosto pasado como lingüista y al mismo tiempo apoyo a nivel personal. Fue una propuesta laboral que se ha transformado en algo más intenso: un voluntariado”, detalla el profesor. Asegura que el proyecto le ha aportado mucho a nivel personal, entre otras cosa conocer en profundidad la situación de los refugiados en Europa que llegan desde Siria.

Para Nùria Camps la participación de la UdL en el programa de acogida hace mejor a la universidad. “Nos enriquece en diversidad y ganamos en humanidad. Es también un valor para el resto de los estudiantes. En los estatutos de la UdL se habla de igualdad, libertad, equidad y solidaridad. Es una manera de ver plasmados esos valores en los que hemos trabajado y queremos avanzar”, argumenta.

Cuando sus sueños comiencen a reconstruirse en un lugar bueno y seguro […] sentirás que todavía hay mucha amabilidad, amor y paz en este mundo”

DIAA, refugiado sirio
El 20 de junio, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado, la UdL le pidió un pequeño texto. Diaa escribió: “Lo peor de nuestro planeta es la guerra … Y lo peor de la guerra son las consecuencias, pero lo mejor … es el final. Cuando tenga que abandonar su país y su vida con todos los detalles, tal vez piense que esta es la peor opción que hará en su vida … pero tiene que hacerlo, y cuando sus sueños comiencen a reconstruirse en un lugar bueno y seguro con una gente increíble y servicial, sentirás que todavía hay mucha amabilidad, amor y paz en este mundo, y tenemos que salvarlo, ¡¡¡sin estas cosas !! No hay diferencia entre la vida y la muerte”.

Este verano el joven está buscando trabajo. Como el master que hace lo cursa en inglés, tiene pendiente aprender castellano y catalán para tener más facilidades a la hora de encontrar trabajo. Núria y Fernando están ayudándole a encontrar uno pronto. Y mientras llega, prepara un viaje a Alemania en un programa de Erasmus de varios días que le permitirá visitar a un amigo en este país. La pasada Navidad viajó a Holanda, país que ha acogido a un primo suyo, también refugiado.

A pesar de haber dejado atrás a su vida y su familia, empezar de cero en Lleida le ha abierto la posibilidad de continuar con sus estudios. Con todo, la integración de refugiados que cada día huyen de su país escapando de la guerra siendo un reto que de momento Diaa ha conseguido superar. Ahora tendrá que empezar a escribir un nuevo futuro.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)