HISTORIAS DE... PILAR, ABDUL Y ROSABEL

Euskadi, a prueba de chismes racistas

Combatiendo discursos xenófobos, cientos de alaveses acaban de participar en el menú más intercultural de Bizilagunak para demostrar que no se dejan enredar

Deia, CARLOS MTNEZ. ORDUNA, 20-11-2018

MÁS de un millar de personas han vuelto a demostrar a lo largo y ancho del territorio alavés que no están dispuestas a dejarse enredar por los rumores racistas y xenófobos, que entre todas desean construir una sociedad más abierta, libre de prejuicios y unida. Lo hicieron compartiendo mesa y mantel en decenas de casas, txokos y espacios diversos de Gasteiz, así como de las cuadrillas de la Llanada, Montaña, Añana, Ayala y Rioja Alavesa, en el marco de la iniciativa Bizilagunak. Abdul Doumbia, Pilar Hernández y Rosabel Argote, responsable en Araba de Cear Euskadi, fueron algunos de sus protagonistas. “El primer año era muy difícil decirle a la gente que abriese las puertas de su casa a otras personas desconocidas”. Pero ser partícipe de Bizilagunak supone una garantía casi segura de repetir por todo lo que aporta a anfitriones e invitados. Es el caso de Hernández y Doumbia, para quienes ha sido la segunda y la tercera edición, respectivamente.

“Bizilagunak supone dar valor a todo lo que se está haciendo desde el punto de vista social. Es, ante todo, un enriquecimiento mutuo”, reflexiona Hernández, que no ha dudado en repetir experiencia tras ejercer el año pasado de anfitriona. “Me gusta usar las gafas de lejos y las de cerca. Con las de lejos, veo que hay muchísima gente que se está moviendo de un país a otro porque están en la máxima pobreza, porque hay guerras y persecución y sus vidas están en peligro. Y con las de cerca veo que además están aquí, en nuestros barrios, en nuestra escalera. Y que hay muchos prejuicios y no nos hablamos. Cuando me enteré de que existía Bizilagunak, me di la oportunidad de participar”, expone,

Doumba, oriundo de Costa de Marfil aunque acude al encuentro con una bufanda de Ghana, volvió a repetir como invitado en Bizilagunak tras dos experiencias previas. “Yo llevé comida de Costa de Marfil para que la puedan probar”, dice Doumbia, que llegó a Euskadi en el año 2004, procedente de la ciudad de Abiyán, como solicitante de asilo. Desde hace un tiempo, Doumbia cuenta ya con el permiso de residencia. Ha colaborado con Médicos sin Fronteras y Acnur y ha trabajado tanto en Laudio como en la capital alavesa. “Lo que yo he aprendido de Abdul es su solidaridad, porque acoge a cualquier compatriota en su casa”, destaca Argote, que ha acompañado a Doumbia durante gran parte de su periplo en Euskadi.

“Siempre digo que esto es un regalo”, sintetiza Argote, quien destaca el doble objetivo fundamental con que la iniciativa ha vuelto a las mesas;“El primero es mezclarnos, generar ese roce que hace el cariño y romper con todos los prejuicios. El segundo es el gesto político que supone decir que no nos dejamos enredar con los rumores”. Un camino que ha ido sumando adeptos gracias a una estrategia antirrumoresglobal, trazada de la mano de las instituciones, y que al menos ha logrado contrarrestar en parte todos esos mensajes nocivos que suelen lanzarse desde altavoces muy poderosos. “Cada vez hay más discursos xenófobos, eso es una realidad”, apunta Argote.

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