Se cumple una semana desde que Omarosa Manigault-Newman, la exestrella del «reality» de Donald Trump y exasesora del presidente de EE.UU. en la Casa Blanca, iniciara su revuelta contra el que fuera su jefe. La guerra de Omarosa está a medio camino entre la revancha personal y el montaje publicitario, ya que se produce con el lanzamiento de sus memorias «Unhinged» («Desquiciado», en inglés), en las que narra su experiencia con Trump antes y después de su ascenso al poder.

Omarosa ha hecho declaraciones explosivas sobre Trump en la multitud de entrevistas que ha concedido. El presidente ha respondido con gran agresividad: la ha llamado «escoria», «demente», «chiflada»… Para muchos, el martes se pasó de frenada calificándola de «perra».

La agitación de la Casa Blanca en el año y medio de presidencia de Trump ha provocado una cascada de despidos y abandonos de altos cargos. La diferencia con Omarosa es que es la primera que carga contra el presidente. Su principal artillería son grabaciones secretas que realizó en la Casa Blanca. Hasta el momento ha mostrado varias cómo el jefe de Gabinete, John Kelly, le despidió; una conversación con Trump en la que éste aseguraba que no sabía nada de su salida, pero podría tener material explosivo.

Omarosa ha asegurado que Trump ha utilizado el término racista «negrata» y que hay cintas que lo demuestran. Si fuera realidad, supondría un problema grave para Trump, porque es una conducta imperdonable al menos, hasta ahora para una personalidad pública. No está claro si la cinta existe o si la tiene la exasesora, que ha asegurado que también tiene audios de Ivanka Trump, la hija del presidente, y de su yerno, Jared Kushner. Pero este martes, sacó otra grabación en la que dos asesores de Trump en la campaña, Katrina Pierson y Lynn Patton, discutían cómo el entonces candidato había utilizado el término. «Lo ha dicho», se le escucha decir a Pierson. «Está avergonzado».

Qué material queda en manos de Omarosa es un misterio. Pero ha dejado claro que piensa utilizarlo contra Trump.