España

Lo primero que han pedido los inmigrantes: hablar con sus familias y poder ver el Mundial

De los 630 inmirantes del barco, 476 se alojan en un compejo de Cheste, a 20 kilómetros de Valencia. Lo primero que pidieron es saber de su familia y ver el fútbol

ABC, J. G. Stegmann , 19-06-2018

Ayer los inmigrantes pensaban en el Mundial. Superado, exactamente a las a las 22.34 de la noche del domingo todo el circuito sanitario y administrativo 476 de los recién llegados a España fueron traslados en autobuses a Cheste, a 20 kilómetros de la capital.

Instalados allí, aparte de dormir, comer y descansar, algunos armaron una pequeña liga para jugar al fútbol. El complejo de Cheste alberga a 476 de los 630 inmigrantes que el pasado domingo llegaron al puerto de Valencia a bordo de los buques Dattilo, Orione y, el más famoso, Aquarius.

Cheste es un complejo educativo que tiene más de un millón y medio de metros cuadrados. Surge con la idea, gestada en 1963, de construir, por parte del Ministerio de Trabajo, una Universidad Laboral en Valencia. Probablemente en ese momento nadie pensó que este soberbio centro se convertiría en el hogar provisional de 415 hombres, 52 mujeres y 9 niños y niñas. Los primeros están en una gran explanada junto a un campo de fútbol, mientras que las mujeres y niños se alojan en un área que los conocedores de Cheste llaman «Hotelito», al lado de la zona de servicios.
«España está muy bien»

Ayer, a las puertas de Cheste, un grupo de voluntarios de Cruz Roja se paseaba con sus chalecos rojos intentando atender a los medios, considerablemente menos que los que esperaron a los barcos en el muelle 1 del puerto de Valencia. El mayor trajín era de coches con estudiantes que tienen allí sus residencias. Pero no solo había voluntarios, periodistas y alumnos. Muchos inmigrantes entraban y salían, la mayoría en grupo, fundamentalmente para comprar tabaco. Cruzaban la calle, tranquilos y conversando entre ellos. Ramzi Yazer, un joven sudanés de 19 años volvía con tres compañeros al recinto y sonreía ante la sorpresa que generaba su altura, probablemente superaba el metro noventa y cinco. «Me he ido de Sudán porque está muy mal», dijo chapurreando el inglés pero con respuesta contundente al recordar por qué se lanzó al mar en busca de ayuda.

«España está muy bien, no se puede comparar a Darfur, de dónde vengo», confiesa Hassan, de 19 años. Darfur, una región que lleva años de violentos conflictos, ubicada entre Sudán y República Centroafricana, al sur y Chad y Libia, al oeste.

El responsable de Emergencias en la Comunidad Valenciana de Cruz Roja, Javier Gandía, dijo que lo que más notan de los inmigrantes son muestras de cariño que les agradecen «que se les dé un trato humano» y que están muy interesados en poder hablar con sus familias. «Muchos tienen móvil y por eso hemos puesto cargadores». Las primeras reacciones, dijo, son de «posicionamiento, es decir, quieren hacerse una idea de dónde están para saber dónde ir». La secretaria provincial de Cruz Roja en Valencia, María Ruiz, contó que la idea es que sean trasladados por lo que permanecerán en Cheste «el tiempo mínimo posible» para ser ubicados en «estancias más estables».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)