ENTREVISTAS

Secretario General de la Academia de Investigación Islámica de Al Azhar Mohi el Din Afifi: "El islam no tiene que hacer autocrítica"

El Mundo, FRANCISCO CARRIÓN El Cairo, 28-04-2017

Ataviado con la túnica oscura y el gorro que lucen los clérigos de Al Azhar, Mohi el Din Afifi es el rostro del atribulado diálogo interreligioso en los pasillos de la Academia de Investigación Islámica. El pasado año ofreció desde el Consejo de Seguridad de la ONU su receta para derrotar a los yihadistas que siembran el terror por doquier. Con 40.000 alumnos procedentes de 130 países, la academia de Al Azhar es el faro al que Occidente mira en busca de una fórmula para combatir el sangriento ideario de grupos como el autodenominado Estado Islámico y Al Qaeda. Una labor que incluye recuperar la entente con el Vaticano tras más de una década de desencuentro. “La visita del Papa es una oportunidad histórica en un momento en el que el planeta padece las heridas del extremismo”, reconoce el ulema en conversación con EL MUNDO.
¿Han superado Al Azhar y el Vaticano la ruptura que desató el discurso de Benedicto XVI?
Las palabras de Benedicto XVI afectaron muy gravemente a los lazos entre ambas instituciones. Los avances que habíamos logrado en el diálogo interreligioso se detuvieron en seco. La llegada de Francisco ha mejorado la situación. El nuevo Papa es símbolo de tolerancia y amor. Bajo su mandato se ha reactivado la cooperación. El acercamiento entre los líderes de Al Azhar y el Vaticano puede tener consecuencias muy positivas para el mundo.
Hay, sin embargo, sectores de la Iglesia Católica que recelan del islam y siguen vinculándolo con “la espada”…
Sostener que el islam es un credo violento sólo puede ser fruto de la ignorancia. Quien conoce nuestra fe sabe que es una religión de tolerancia, que respeta al ser humano independientemente de sus creencias. No es posible juzgar a las religiones por los comportamientos de quienes dicen ser sus creyentes. Ni la nuestra ni el cristianismo. El islam no puede ser acusado de las acciones de personas o grupos que comercian con la religión usándola políticamente para fines particulares.
En las últimas décadas, el extremismo en nombre de Alá se ha convertido en una amenaza global. ¿El islam tiene que hacer autocrítica?
No. Nuestra religión no es responsable de los crímenes de los grupos terroristas. Censuramos y condenamos su acciones, que no representan el islam.
¿Basta con la condena?
No es suficiente. Hay que plantar cara a sus ideas y difundir el verdadero islam. Necesitamos realizar más esfuerzos para enfrentarnos desde el plano intelectual a los radicales que tratan de propagar el odio y tergiversan los textos sagrados. Desde Al Azhar tratamos de corregir el significado de los conceptos que emplean los terroristas, como infieles, califato, estado islámico o yihad.
En una conferencia internacional celebrada hace dos años por Al Azhar, un estudioso musulmán lanzó un ‘mea culpa’ rotundo. Dijo: “si en los años 80 (del siglo pasado) nos hubiésemos enfrentado al extremismo, hoy estaríamos mejor y no tendríamos este problema”…
No comparto ese diagnóstico. Los grupos terroristas están financiados por el extranjero y son utilizados para ejecutar agendas con intereses muy definidos. Europa, por ejemplo, ha dado cobijo en su territorio a algunos salafistas [rigoristas musulmanes] que emplea como modo de presión para denigrar al islam o presentarlos como representantes del islam. Nuestra respuesta siempre ha sido clara. Sus ideas no son islam.
El presidente egipcio apuesta por reformar el discurso religioso sin dar más detalles. ¿Apoya esa llamada?
Sí. Hay que renovar los temas y adaptarlos a la época actual y sus desafíos. Es necesario abordar el respeto al otro y valores como la misericordia, la cooperación, la fraternidad o el amor. También conceptos como los de ciudadanía, lealtad a la nación en la que uno vive y reformar el medio de hacer llegar nuestro mensaje. Antes eran sermones y tenían como escenario la mezquita. Hoy debemos estar en internet y llegar a los jóvenes con mensajes cortos y directos.
¿Qué está sucediendo con los jóvenes musulmanes, carne de radicalización?
Hay varias causas. Los terroristas están sabiendo explotar las circunstancias económicas y políticas en las que se hallan nuestros jóvenes, sus vacíos intelectuales y emocionales. Les han cautivado con su relato del infierno y el paraíso y de las mujeres que les esperan al morir.
Los cristianos egipcios se sienten cada vez más discriminados y desprotegidos…
Son nuestros hermanos y tenemos una historia nacional común de convivencia pacífica. Los enemigos de la patria, las religiones y la humanidad están intentando azuzar las tensiones sectarias pero los cristianos son conscientes de la conspiración.
¿Es posible el diálogo interreligioso?
Por supuesto. Las dos religiones tenemos que hablar del sufrimiento de este mundo, del drama de los refugiados y del analfabetismo. Las creencias existen para alegrar el espíritu de sus creyentes. Tenemos que ser capaces de propagar la paz frente al fanatismo y concentrarnos en los valores comunes como el amor y la fraternidad. La educación y los medios de comunicación son claves.

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