Mujer de mediana edad, en la mayoría de ocasiones de origen inmigrante y con «nula o baja cualificación». Ese es el perfil mayoritario de las 1.407 personas a las que Cruz Roja atendió el año pasado en Gipuzkoa en sus programas de empleo para evitar que se vieran abocadas a una situación de mayor vulnerabilidad de la que atraviesan. Los datos de pobreza en este territorio, con más de 100.000 personas aún en riesgo de exclusión grave pese a la incipiente reducción de la desigualdad, evidencian la relevancia de programas de empleo como los que desarrolla esta ONG o Cáritas, que ayer coincidieron en presentar a nivel estatal sus datos sobre inserción laboral en el último año.

De momento, solo hay desglose de las cifras que Cruz Roja ha manejado en Gipuzkoa. En 2016 más de 1.400 personas participaron en sus itinerarios para favorecer la empleabilidad, de ellas 875 mujeres (un 62,2%) y 532 hombres. De ellos, se logró una tasa de inserción del 21,8%. Cruz Roja estrenó el pasado año también un programa específico para jóvenes de entre 16 y 29 años, otro de los colectivos que más dificultades encuentran para acceder al mercado de trabajo.

Tanto Cruz Roja como Cáritas, que acaba de abrir una exposición itinerante en Pasaia que visualiza las situaciones de exclusión social, coincidieron ayer en la presentación de su balance estatal sobre los programas de empleo que tienen en marcha, destinados fundamentalmente a la población más vulnerable. En el caso de Cruz Roja, el pasado año atendieron a más de 89.000 personas en sus programas de empleo, y de ellas, 18.000 lograron acceder a un puesto de trabajo. Y en el de Cáritas, casi el 23% de las personas que participaron en su plan dejaron de estar en paro, un total de 16.597. Dos puntos y 1.200 personas más que el año anterior, se felicitaron sus responsables. Cáritas no tendrá el detalle de sus programas de inserción laboral en Gipuzkoa hasta que presente su memoria de actividad anual.

En ambos casos, la mayoría de participantes en estos programas de mediación son mujeres, «que siguen siendo el grupo con más dificultades de acceder al mercado laboral», constataron en Cruz Roja, que consiguió una tasa de inserción del 39% y un incremento de personas empleadas respecto a 2015 de 2.300. En su asociación el perfil medio fue el de una mujer, migrante, de entre 25 y 54 años y personas desempleadas de larga duración con más de 45 años. Pero en el caso de Cáritas, hubo más mujeres de esa edad y nivel de estudios españolas que de origen extranjero.

Empresas implicadas

Las dos asociaciones animaron a las empresas a sumarse a estos programas de inserción, «creando alianzas se facilita el camino a quienes tienen más dificultades», constataron. Cruz Roja colaboró el pasado año con 11.400 empresas en todo el Estado y gestionó 10.000 ofertas de empleo. La actividad económica de Cáritas en iniciativas de empleo y economía solidaria ascendió a 73,2 millones, 32 en las 49 empresas de inserción social que impulsa.