Dijsselbloem se disculpa con los países del Sur pero se atrinchera en el Eurogrupo

Portugal pide la dimisión del holandés mientras los socialistas europeos, su familia política, reniegan de él por «vergüenza»

Diario Sur, ADOLFO LORENTE , 23-03-2017

bruselas. La presión es máxima y su futuro como presidente del Eurogrupo es cada vez más incierto con países como Portugal y partidos como los socialdemócratas (su familia política) pidiendo su dimisión. He aquí la explosiva frase que puede acabar con la carrera política europea del holandés Jeroen Dijsselbloem, que ayer reculó y pidió disculpas mientras se atrincheraba en el cargo: «Como socialdemócrata, atribuyo a la solidaridad una importancia excepcional. Pero el que la solicita, tiene también obligaciones. Uno no puede gastarse todo el dinero en copas y mujeres y pedir luego que se le ayude» (sic).

Vuelve el lío a Bruselas y lo hace, además, a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. «Europa sólo será creíble como proyecto común el día en el que el señor Dijsselbloem deje de ser el jefe del Eurogrupo y se disculpe claramente ante todos los países y los ciudadanos que han sido profundamente ofendidos por unas declaraciones racistas, xenófobos y sexistas», recalcó ayer primer ministro portugués, Antonio Costa. También respondió indignado desde Roma Matteo Renzi, ex primer ministro italiano y, quizá, futuro primer ministro en 2018. «Si quiere, que ofenda desde el bar debajo de su casa, no desde un cargo público», lanzó con visible enfado. Para entender qué está ocurriendo, el ‘brackground’ es esencial. La polémica entrevista en el periódico alemán se conoció la noche del domingo y pasó inadvertida durante muchas horas. La liebre saltó en España, ya el lunes por la tarde, cuando el entorno del ministro de Economía filtró las incendiarias declaraciones pese que Luis de Guindos jura y perjura que no es candidato a suceder al holandés, algo que intentó sin éxito en 2015.

Todo estalló el martes por la tarde en la comisión de Economía del Parlamento Europeo, donde eurodiputados españoles de todos los colores salieron en tromba a por él y Dijsselbloem, lejos de retractarse, aseguró con cierta soberbia que no iba a disculparse usando además un tono algo desafiante: «No hace falta que me lo lea, yo sé lo que he dicho, esas palabras han salido de esta boca». «Por alguna razón, es un tema del que sólo se ha hecho eco la prensa española», ironizó en relación a las históricas aspiraciones de De Guindos. Con el paso de las horas, la polémica fue ‘in crescendo’ con los socialdemócratas europeos, su familia política, renegando de él y hablando de «vergüenza». Hasta el jefe de filas del PP europeo en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, exigió «respeto». Dijsselbloem, sin embargo, no reculó hasta media tarde. Eso sí, bajo una premisa: «No voy a dimitir». Lamentó que se haya interpretado que buscaba ahondar la división entre el Norte y el Sur, y explicó que cuando hablaba de las mujeres y el alcohol lo hacía poniéndose como ejemplo él, que no se refería a nadie en concreto. «Lo siento si alguien se ha ofendido por mi comentario. Mi estilo es directo y puede ser explicado desde la estricta cultura calvinista de mi país, desde la franqueza holandesa», recalcó.

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