Piden 12 años de cárcel para un rumano por vender a su novia a un club

La dueña del local era su madrastra y se enfrenta a 15 años

La Voz de Galicia, E.V.PITA , 13-05-2014

El reverso del cuento de Cenicienta. El rumano Daniel E. se enfrenta a 12 años de cárcel por vender a su novia por mil euros a un club de alterne de Vigo que regentaba su madrastra, Ionica B.R., rumana nacionalizada española y que se enfrenta a 3 años más de prisión. La novia era una joven de 18 años psicológicamente vulnerable y altamente sugestionable y la atrajeron a España con la promesa de un trabajo. No sabía que iba a ser esclavizada en el club Coqueto, en la calle Cruz Verde, 10, en el barrio de A Ferrería, para ejercer la prostitución sin ganar un céntimo, oficio que le hizo contraer enfermedades venéreas. La madrastra y el hijastro serán juzgados mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, en Vigo, por los delitos de explotación sexual, prostitución coactiva y delito contra los trabajadores (solo la madrastra).

Daniel E., de 28 años, conoció a su novia en su pueblo, Constanza, donde ella vivía en casa de sus padres, una familia numerosa muy humilde, de especial vulnerabilidad y marginalidad.

Según el fiscal, el implicado, para convencerla de que se mudase con él a España, le propuso iniciar una relación sentimental. Convivieron en una habitación alquilada en Cernadova hasta que puso como excusa que ella le acompañase a España para ayudar a su madre en la limpieza de un bar que regentaba en Vigo. En realidad, el novio quería que ella se fuese con él para ejercer la prostitución en su exclusivo beneficio para darle todo el dinero que ganase.

La pareja viajó a España en agosto del 2012, una vez que la madrastra y su hijastro cerraron el plan junto al tercer acusado, Juan Valentín P.C., socio y pareja de la dueña. Desde Oradea, tardaron 4 días en llegar a Vigo en bus. El viaje lo sufragaron familiares de la regente y la víctima se endeudó con ellos.

Una vez en la ciudad gallega, los recogieron la madrastra y Juan Valentín, y alojaron a la víctima en su casa «a sabiendas de su situación y de que fue trasladada desde Rumanía ignorando la actividad que iba a desarrollar, así como las condiciones».

Al día siguiente, llevaron a la joven al club y le dijeron que tendría que ejercer la prostitución para pagar la deuda del viaje. De cada 20 euros que cobrase, cinco serían para la dueña y 15 para su hijastro Daniel. La víctima tuvo que trabajar 12 horas diarias todos los días de la semana y sin descanso. Fue trasladada a un piso con otras compatriotas y Daniel la vigilaba.

Un mes después, en septiembre, Daniel vendió por mil euros a su novia a la madrastra, que la adquirió porque veía en ella una fuente importante de ingresos. La víctima dormía en su casa y entregaba todo lo que ganaba hasta que la Brigada de Extranjería la liberó. La joven sufre estrés postraumático grave.

El acusado convenció a su pareja para mudarse desde Rumanía a Vigo

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