Aterrizaron en Álava como menores extranjeros no acompañados (‘menas’), pero pese a lo que indicaban sus pasaportes, las pruebas óseas determinaron que eran mayores de edad, por lo que la Diputación no se hizo cargo de ellos. Ahora, una veintena de estos jóvenes inmigrantes son acogidos por varias familias voluntarias que les ofrecen un lugar donde pasar la noche.

Este hecho fue desvelado ayer la juntera socialista Loli Escudero y lo corroboró el exregidor José Ángel Cuerda, que calificó la situación de los chavales de «preocupante». Para paliarlo, confirmó que se ha creado una plataforma donde personas a título individual y colectivos como Bizitza Berria trabajan para proporcionarles amparo. Así, mientras acuden al centro Ignacio Ellacuría, los jóvenes duermen en casas de voluntarios y pueden comer en el centro Ehunate que el colectivo regenta en la calle Vicente Manterola, «mientras no exista una respuesta de los poderes públicos», concluyó Cuerda.